El Inspector General de las Fuerzas Armadas alemanas, Carsten Breuer, ha emitido una directiva que ordena “alcanzar la plena preparación militar de la Bundeswehr para el año 2029”.
Según un documento interno citado por Reuters, la instrucción prioriza la adquisición urgente de sistemas de armas, el refuerzo de la defensa antiaérea —especialmente para la interceptación de drones—, el desarrollo de capacidades de ataque de precisión a larga distancia y la expansión de la guerra electrónica y espacial.
El objetivo, según Breuer, sería “garantizar la capacidad de defensa de Alemania y cumplir los compromisos con la OTAN” en un contexto de lo que califican como “rearme ruso”. De hecho, la directiva se fundamenta en el análisis de altos mandos militares alemanes y de la OTAN, que consideran que “Rusia podría recuperar su capacidad ofensiva para 2029”.
El jefe del Ejército alemán, Alfons Mais, advirtió en mayo que “la movilización social e industrial rusa está incrementando rápidamente su poder militar” y que “las fuerzas rusas podrían estar en condiciones de lanzar un ataque convencional a territorio de la OTAN para 2029 como muy tarde”.
El refuerzo de la Bundeswehr se financiará con los fondos extraordinarios aprobados tras la flexibilización del freno a la deuda en marzo.
El Gobierno de Friedrich Merz estudia, además, la reinstauración de una modalidad de servicio militar obligatorio, tras el acuerdo de coalición entre socialdemócratas y democristianos para implantar un modelo “híbrido” similar al sueco, que combine servicio “selectivo” y “voluntario”.
El ministro de Defensa, Boris Pistorius, declaró el 15 de mayo ante el Bundestag que “si el reclutamiento voluntario no es suficiente, Alemania deberá considerar la vuelta a la conscripción”.
En paralelo, Merz y el presidente francés Emmanuel Macron anunciaron el 7 de mayo en París la creación de un consejo bilateral de defensa y seguridad para “aportar respuestas operativas a los desafíos estratégicos comunes”, según palabras de Macron.