En lo que va de 2025, se han registrado 27 feminicidios en el Estado español, 17 de ellos cometidos por parejas o exparejas de las víctimas, según los datos actualizados de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género y el Ministerio de Igualdad. De los agresores identificados, 15 tienen nacionalidad española (55,6%) y 12 son extranjeros (44,4%), una cifra que sigue situando a los agresores extranjeros muy por encima de su peso demográfico, que ronda el 14% de la población, según el INE. Esta sobrerrepresentación se mantiene respecto a años anteriores, aunque la serie histórica muestra oscilaciones anuales.
La tendencia al alza no es nueva: en 2023 la proporción fue del 44,8%, en 2024 del 36,2% y en 2021 del 23,6%. Desde 2003, los extranjeros han cometido el 32-34% de los feminicidios, según las estadísticas oficiales.
Sin embargo, no se puede realizar una interpretación directa de estos datos. El número absoluto de casos es “bajo” en términos estadísticos y, por tanto, muy sensible a variaciones puntuales de un año a otro, e incluso de un día para otro. Entre el 20 y el 25 de junio, por ejemplo, se produjeron dos feminicidios más.
Además, tampoco hay que olvidar una regla básica de la estadística: la sobrerrepresentación o la correlación no implica causalidad directa. Según el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, la mayor incidencia está asociada a factores de vulnerabilidad social, precariedad, barreras idiomáticas y menor acceso a recursos de protección, tanto para víctimas como para agresores. Además, tampoco hay que olvidar que la tasa de mujeres extranjeras asesinadas es hasta cinco veces superior a la de quienes tienen la nacionalidad española, y el 38,5% de las víctimas extranjeras había denunciado previamente a su agresor, frente al 15,6% de las españolas.
La violencia machista es un fenómeno estructural y global, y los especialistas subrayan que focalizar el análisis en la nacionalidad de los agresores distorsiona y simplifica el diagnóstico, dificultando la prevención y la intervención efectiva. Las cifras de 2025 deben interpretarse con rigor estadístico y en el marco de la evolución de la serie histórica, que muestra que la nacionalidad es un factor de sobrerrepresentación, pero no de causalidad directa.
Causas directas
Diversos estudios y organismos especializados señalan que los factores que sí tienen una relación causal directa con los asesinatos machistas son la desigualdad estructural de género, la persistencia de roles y estereotipos machistas, la socialización en la violencia, la falta de autonomía económica de las víctimas, el control coercitivo ejercido por los agresores y la ausencia o insuficiencia de redes de apoyo y la ineficacia de la protección institucional.
Además, la exposición previa a la violencia, tanto en la infancia como en relaciones anteriores, y la existencia de antecedentes de maltrato incrementan significativamente el riesgo de feminicidio. La investigación internacional coincide en que la violencia de género es un fenómeno multifactorial, enraizado en la discriminación y la desigualdad entre hombres y mujeres, y no atribuible a la nacionalidad, el origen étnico o la clase social de manera aislada.