Al menos una veintena de trabajadores de las empresas auxiliares de Navantia en Cartagena (Región de Murica) ha iniciado una huelga de hambre y una acampada en la Plaza Castellini de tras rechazar la última propuesta de la mesa del metal, que condicionaba cualquier avance a la desconvocatoria inmediata de la huelga.
La protesta, que ya dura cuatro semanas, mantiene el pulso por el reconocimiento del “plus de astillero”, un complemento salarial que ya perciben los empleados de Ferrol y Cádiz y que supondría entre 400 y 1.000 euros más al mes, según la categoría profesional. Además, exigen garantías de subrogación en caso de cambio de empresa contratista y mejoras en la estabilidad y seguridad laboral.
La plantilla, exhausta y con las cuentas en números rojos, asegura que la oferta trasladada por la patronal FREMM y los sindicatos mayoritarios tras cinco horas de negociación es “inaceptable” y la califican de “migajas”. “Hacemos submarinos por mil euros”, rezaba la pancarta que exhibían los trabajadores, que denuncian que sus nóminas apenas alcanzan los 500 euros mensuales y reclaman un “convenio digno” que equipare sus condiciones a las de otros astilleros del grupo estatal.
La última reunión entre sindicatos y patronal, celebrada en la sede de la COEC, se prolongó durante horas sin lograr un acuerdo que responda a los intereses de los trabajadores, y anticipando solamente un calendario de reuniones para la septiembre.
El seguimiento de la huelga es masivo, con unos 2.000 trabajadores implicados —aproximadamente la mitad de la plantilla del astillero— y el conflicto amenaza con retrasar la entrega del submarino S-82, un proyecto estratégico para la industria naval española.
Mientras tanto, la presión social e institucional aumenta: la alcaldesa de Cartagena y la corporación municipal han pedido a Navantia y la FREMM que “retomen el diálogo para evitar mayores daños económicos y sociales”.
Mientras tanto, la plataforma Unión de Empresas Auxiliares (UEA) y los sindicatos mantienen que no desconvocarán la huelga hasta que haya un acuerdo firme y denuncian la “nula” comunicación y predisposición real de la patronal para alcanzar una solución.
La huelga de hambre iniciada por parte de los trabajadores busca visibilizar la gravedad de la situación y forzar un avance en las negociaciones, en un contexto de creciente solidaridad y movilización en la ciudad portuaria.
