El primer ministro británico, Keir Starmer, y el presidente francés, Emmanuel Macron, han anunciado un acuerdo migratorio bilateral que permitirá al Reino Unido devolver al Estado francés a las personas que crucen el canal de la Mancha en pequeñas embarcaciones sin documentación. A cambio, Londres aceptará recibir en su territorio a demandantes de asilo procedentes del Estado francés por rutas legales, bajo estrictos controles migratorios y solo para quienes no hayan intentado entrar previamente de forma indocumentada.
El pacto, calificado como “innovador” por ambos mandatarios, se implementará inicialmente como un proyecto piloto bajo el principio de “uno dentro, uno fuera”: por cada persona migrante devuelta al Estado francés, el Reino Unido admitirá a un solicitante de asilo con vínculos familiares en el país. Según lo anunciado, los primeros intercambios serán de hasta 50 personas por semana en cada sentido, con la posibilidad de aumentar la cifra si el sistema demuestra ser efectivo.
El objetivo declarado es “demostrar a otros potenciales migrantes que intenten realizar la travesía que su esfuerzo será en vano”, en palabras de Starmer, y “combatir el tráfico de personas y la delincuencia organizada asociada a la ruta del canal”.
El acuerdo, que deberá superar un examen jurídico y coordinarse con la Comisión Europea y otros Estados miembros, ha generado inquietud en el Estado español, que teme verse afectado por devoluciones indirectas desde el otro lado de los Pirineos. París y Londres han subrayado que la cooperación se centrará también en “reforzar la colaboración con países de origen y en desmantelar las redes de tráfico de personas”.