Bruselas retira el impuesto digital en su nuevo presupuesto y prioriza acuerdos comerciales con EE. UU.

La Comisión Europea descarta gravar a las ‘Big Tech’ en el próximo marco financiero, en medio de negociaciones comerciales con Washington.

Imagen de archivo del presidente estadounidense, Donald Trump, haciendo su característico baile.
Foto: N/D

La Comisión Europea ha decidido retirar de su propuesta presupuestaria para el periodo 2028-2034 el impuesto digital dirigido a grandes tecnológicas, según un documento interno citado por Politico y confirmado por fuentes comunitarias. La medida supone un giro respecto a los planes presentados en mayo, cuando la Comisión planteó gravar a empresas como Apple y Meta para financiar la deuda común de la UE. El cambio se produce en un contexto de negociaciones comerciales con los Estados Unidos de América, cuyo presidente, Donald Trump, había advertido sobre posibles represalias si la UE implementaba este gravamen digital.

La retirada del impuesto digital llega tras años de debate en el seno de la UE y de intentos fallidos por lograr unanimidad entre los Estados miembros. Actualmente, varios países europeos mantienen impuestos digitales de cada estado, pero el proyecto de un impuesto común a escala europea había quedado pendiente de un acuerdo global en la OCDE y ante la oposición de países como Irlanda, Luxemburgo y los países nórdicos.

En su lugar, la Comisión ha optado por proponer “nuevos impuestos sobre residuos eléctricos, productos de tabaco y grandes empresas con facturación superior a 50 millones de euros”, con el objetivo de “recaudar entre 25.000 y 30.000 millones de euros anuales” para el presupuesto comunitario.

La decisión de Bruselas se interpreta, por tanto, como un intento de facilitar una concesión ante EE. UU. ante presiones arancelarias para evitar gravámenes por parte de Washington, en un momento en que la UE busca fuentes alternativas de ingresos para afrontar los compromisos de deuda y establecer “nuevas prioridades presupuestarias”, como financiar el plan de rearme impuesto por por EE. UU. y la OTAN. Las nuevas propuestas fiscales deberán ser aprobadas por unanimidad de los Estados miembros en un proceso de negociación que se prevé complejo y prolongado.