La Organización Mundial del Comercio (OMC) advierte de que el comercio internacional de bienes sufrirá en 2025 una contracción del -0,2 %, debido al recrudecimiento de la guerra de aranceles entre los Estados Unidos de América y la República Popular China. Esta proyección representa un fuerte revés respecto a las previsiones iniciales de un crecimiento del 3 %, y confirma el peso de la escalada proteccionista sobre los flujos globales de mercancías.
Según el informe, aunque el comienzo de año estuvo marcado por un crecimiento interanual notable del comercio de bienes —del 5,3 % en el primer trimestre—, este repunte se debió al efecto anticipación de muchas empresas estadounidenses, que adelantaron pedidos para evitar las subidas arancelarias que comenzaron a aplicarse desde abril.
Este aumento “casi frenético” de las importaciones en el primer trimestre dio paso rápidamente a una ralentización desde abril, cuando los inventarios ya estaban abastecidos y entraron en vigor las nuevas tasas. Actualmente, la OMC observa una desaceleración en los intercambios internacionales y estima que, si el conflicto comercial se agrava, la contracción global del comercio podría alcanzar cifras aún más negativas.
El organismo destaca que sectores como la electrónica, los equipos de comunicaciones y las industrias ligadas a cadenas globales de suministro serán los más afectados, y alerta sobre la presión añadida que ejercen estos nuevos aranceles sobre una economía mundial marcada por la volatilidad. El informe sostiene que “la combinación de inventarios ya abastecidos y la implementación efectiva de los nuevos aranceles pesará sobre la demanda global”.
Paralelamente, se anticipa que algunas economías de segundo y tercer orden podrían beneficiarse de un incremento puntual en sus exportaciones, al redistribuirse parte de las rutas de suministro globales. No obstante, la OMC no prevé que esta reconfiguración compense el retroceso generalizado de los principales mercados comerciales.
Este nuevo escenario echa un jarro de agua fría sobre todas las expectativas de “recuperación sostenida” y anticipa una fuerte ralentización o incluso retroceso del comercio internacional en 2025, si no se revierten las actuales dinámicas de confrontación comercial entre las principales potencias.