El mercado laboral del Estado español alcanzó 22,27 millones de ocupados en el segundo trimestre de 2025, con un aumento de 503.300 empleos impulsado por el sector servicios y un descenso del paro al 10,29%, su nivel más bajo desde 2008. Sin embargo, estas cifras van acompañadas de una tasa de temporalidad del 15,4% que deja fuera de la ecuación a los fijos discontinuos y un récord en empleo a tiempo parcial, revelando que el crecimiento nominal del empleo registrado no significa estabilidad ni mejora salarial generalizada.
Según la Encuesta de Población Activa (EPA) publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el empleo a tiempo completo creció en 485.300 personas, sumando casi 19,2 millones, mientras que el empleo a tiempo parcial aumentó en 18.000 y supera los 3 millones, con una parcialidad del 13,9%.
En cuanto a tipos de contrato, se registraron 354.600 altas nuevas con carácter indefinido frente a 124.700 temporales, logrando un máximo histórico en contratos fijos con más de 16 millones, reflejo parcial de la reforma laboral. No obstante, sectores como hostelería, que creó 180.500 empleos, siguen dominados por trabajos precarios y bajas remuneraciones.
El incremento de la población activa hasta 24,8 millones, un récord, junto con la mejora en la tasa de empleo femenino (10,4 millones ocupadas), no oculta que existe aún una diferencia de un millón y medio de hombres más empleados que mujeres ni que los salarios estatales están 25 puntos por debajo de la media europea, según reconoce la propia Yolanda Díaz, vicepresidenta y ministra de Trabajo. Estas cifras enfatizan que, pese a la creación histórica de empleo, persisten grandes desigualdades estructurales que abocan a la pobreza y la inestabilidad a amplias capas de la clase obrera.