Las inundaciones en Sudán del Sur han desplazado a más de 379.000 personas y afectado a unos 1,4 millones, con la advertencia de la ONU sobre un aumento de casos de malaria que está desbordando el sistema sanitario del país. Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), 43 condados, incluida la región disputada de Abyei, han sufrido las severas inundaciones, especialmente en el norte del país, lo que agrava una situación humanitaria ya de por sí crítica.
Al Jazeera reporta que las inundaciones recientes han provocado un brote de malaria en varios estados, incluidos Jonglei, Unity, Alto Nilo y las regiones de Equatoria, lo que ha saturado los recursos sanitarios locales y ha intensificado la crisis en las zonas afectadas. Las agencias de ayuda alertan de que “la extrema vulnerabilidad de Sudán del Sur al cambio climático ha ocasionado las peores inundaciones en décadas”, añadiendo a los problemas ya existentes de inseguridad alimentaria, dificultades económicas y tensiones militares. El Banco Mundial destacó recientemente que las inundaciones están empeorando las crisis existentes, con más de siete millones de sudaneses del sur enfrentando inseguridad alimentaria y 1,65 millones de niños desnutridos.
A los desafíos climáticos se suman la inestabilidad política del país, con un reciente retraso de dos años en las elecciones bajo un acuerdo de paz de 2018, lo que extiende el plazo hasta diciembre de 2026. Además, la economía de Sudán del Sur se ha visto golpeada por la interrupción de sus ingresos petroleros, principalmente debido a los daños sufridos por un oleoducto de exportación en el vecino Sudán, que está inmerso en un conflicto.