La República Islámica de Irán ha anunciado este viernes que instalará nuevas centrifugadoras avanzadas para enriquecer uranio, como respuesta a la reciente resolución de la Junta de Gobernadores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que condenó “su falta de cooperación”. Según un comunicado conjunto del Ministerio de Exteriores y la Organización de Energía Atómica de Irán, se pondrán en funcionamiento “un número considerable” de estas máquinas, intensificando un programa nuclear que ya genera tensiones internacionales. El director general de la OIEA Rafael Mariano Grossi ha sostenido que “Irán tiene suficiente uranio enriquecido para construir varias armas nucleares”.
La resolución contra Teheran fue respaldada por Alemania, el Estado francés, Reino Unido y Estados Unidos, que instan a la OIEA a “elaborar un informe exhaustivo sobre las actividades nucleares iraníes”. Teherán calificó la medida como “destructiva” y acusó a las potencias occidentales de usar el tema nuclear para “objetivos políticos e ilegítimos”. A pesar de ello, aseguró que continuará cooperando técnicamente con el organismo, aunque lamentó que la resolución haya deteriorado el “clima constructivo” de la reciente visita de Rafael Grossi, director del OIEA.
El conflicto se enmarca en el fracaso del acuerdo nuclear de 2015, que limitaba las actividades nucleares del país a cambio del levantamiento de sanciones. Tras la retirada de Estados Unidos del pacto en 2018 y la reimposición de sanciones, Teherán ha enriquecido uranio a niveles muy por encima de lo permitido y ha restringido la supervisión internacional, generando alarmas por acumular 182,3 kilos de uranio al 60 % de pureza, una concentración cercana al nivel armamentístico.
Con la oposición de China, Rusia y Burkina Faso a la resolución que limita la proliferación nuclear iraní, la situación evidencia la división internacional respecto al programa nuclear del país. Mientras el OIEA, hegemonizada por los países occidentales, alerta sobre “los riesgos de un enriquecimiento sin precedentes en un país sin armas nucleares”, Irán reafirma su derecho a desarrollar tecnología nuclear, incrementando la presión sobre la comunidad internacional para encontrar una salida diplomática al estancamiento.