La situación en Haití ha empeorado drásticamente en las últimas semanas, con un aumento de la violencia y el control territorial por parte de grupos armados no estatales. Se estima que estas organizaciones, coaligadas en torno a la alianza Viv Ansanm, controlan entre el 80% y el 90% de la capital Puerto Príncipe.
Los enfrentamientos con las fuerzas internacionales que ocupan el país, como las fuerzas keniatas desplegadas para apoyar a la policía local, han aumentado, mientras que más de 40.000 personas han sido desplazadas en solo diez días debido a los enfrentamientos. La ONU ha evacuado parte de su personal y ha comenzado a reducir su presencia en la capital, aunque el gobierno de Haití sigue pidiendo el despliegue completo de una “misión de paz”.
Por otro lado, el impacto de la violencia también afecta a la infancia. UNICEF ha informado que el número de menores reclutados por grupos armados ha aumentado un 70% en el último año, y ahora se estima que cerca del 50% de los miembros de estos grupos son menores. Las condiciones de vida de los menores en Haití, advierte la ONU, son “extremas”, con situaciones de coacción, violencia y explotación. Mientras tanto, la crisis de desplazamiento ha alcanzado niveles alarmantes, con alrededor de 365.000 niños entre los más de 700.000 desplazados internos, muchos de ellos viviendo en condiciones extremas en la capital.