La siniestralidad laboral en el Estado español ha registrado un preocupante aumento en los primeros diez meses de 2024, especialmente en los casos mortales, que se incrementaron un 10,3% respecto al mismo periodo del año anterior. Según los datos del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, hasta octubre se produjeron 664 fallecimientos en el entorno laboral. Las muertes laborales mortales subieron un 8,8%, mientras que los ocurridos in itinere (desplazamientos al trabajo) aumentaron un 17%, reflejando un deterioro en las condiciones de seguridad y prevención.
En el conjunto de la siniestralidad laboral con baja, también se observa un incremento, aunque más moderado, del 1%, alcanzando un total de 530.675 casos entre enero y octubre. Sin embargo, el aumento afecta principalmente a las personas asalariadas (1,3%), mientras que los trabajadores autónomos han registrado una caída del -4% en la siniestralidad con baja y un -11,1% en los mortales. Las principales causas de los accidentes mortales siguen siendo caídas (+8,2%), atrapamientos y aplastamientos (+11,3%) y golpes con objetos, que casi duplican las cifras del año anterior con un incremento del 94,7%.
Expertos en prevención de riesgos laborales advierten sobre “la falta de rigor” en la prevención en muchas empresas españolas. Es habitual no tomar precauciones, sea por falta de tiempo, por los costes o directamente por desconocimiento. Varios expertos en la materia y representantes sindicales concuerdan en que la subcontratación y la burocratización de las medidas preventivas están detrás de estos datos, pero también la falta organismos de control efectivos con potestad de sancionar a las empresas que incurren en imprudencias. Advierten de otros factores como que no se hacen demasiadas evaluaciones de riesgos rigurosas, la legislación preventiva no está demasiado desarrollada, y la existente no se suele cumplir. Tampoco ayuda la sobreexposición de millones de trabajadores que se ven obligados a desplazarse a diario a su puesto de trabajo en vehículo privado.