La vuelta de Donald Trump a la presidencia en 2025 podría anticipar una revisión de la política exterior estadounidense, según anticipan varios expertos en Financial Times. Trump ha reafirmado su intención de reducir la participación de EEUU en organizaciones multilaterales, cuestionar acuerdos comerciales y aplicar aranceles a socios estratégicos. Estas medidas buscan fortalecer la economía nacional estadounidense, aunque generan incertidumbre en las relaciones con Europa, Asia y América Latina.
China y Rusia han intensificado sus esfuerzos por consolidar su influencia global, aprovechando el repliegue de EEUU. Beijing ha reforzado su presencia en el Pacífico y en iniciativas como la Franja y la Ruta, mientras Moscú mantiene sus operaciones en Ucrania y estrecha lazos con África y Asia Central. Ambos países buscan fortalecer alianzas con economías emergentes, impulsando acuerdos comerciales alternativos y promoviendo foros como BRICS.
El distanciamiento de EEUU ha llevado a la Unión Europea, Japón y Corea del Sur a reforzar sus vínculos y aumentar el gasto en defensa. La UE ha acelerado negociaciones comerciales con América Latina y el sudeste asiático, mientras India y Brasil asumen roles más activos en la política internacional. Este realineamiento refleja una mayor diversificación en las alianzas globales que podría modificar las relaciones hacia Washington.
Las políticas proteccionistas de Trump podrían intensificar las tensiones comerciales, afectando sectores clave como tecnología, energía y manufactura. A pesar de los desafíos, el dólar sigue siendo la principal moneda de intercambio global, aunque se observan esfuerzos de China, Rusia y otros países por fomentar acuerdos en monedas locales. Este proceso refleja la búsqueda de mayor autonomía económica en un contexto de competencia global creciente.