Un nuevo informe de Eurostat revela que el riesgo de pobreza o exclusión social para la población europea nacidos en países fuera de la Unión Europea (UE) se situó en el 45,5% en 2023. Esta cifra representa un decrecimiento muy ligero respecto al 48,6% registrado en el 2020 pandémico, pero sigue siendo notablemente superior en comparación con el 27,9% de ciudadanos de la UE que viven en otro país miembro y el 18,9% de la población que reside en su propio país.
En detalle, durante 2023, el 36,6% de los ciudadanos procedentes de países fuera de la UE se enfrentaba al riesgo de pobreza. Además, el 15,0% experimentaba privación material y social severa, y el 16,8% vivía en hogares calificados como “de muy baja intensidad laboral”. Dicho término hace referencia a que las personas en edad de trabajar solo lo trabajan en un 20% o menos de la jornada completa, lo que les lleva a percibir salarios bajísimos. Estos porcentajes en conjunto evidencian las claras dificultades que se les imponen a las personas migrantes en Europa
Estados como el español y el francés registraron cifras especialmente elevadas, con más del 50% de los habitantes de origen extracomunitario en riesgo de pobreza o exclusión social. Además, el caso del Estado francés es especialmente llamativo, ya que presenta una de las menores tasas de pobreza entre personas nacidas en el propio país. Esto genera que la brecha entre unos y otros sea de 24,4 puntos porcentuales, dando lugar a que una persona migrante en el Estado francés tenga prácticamente el doble de posibilidades de encontrarse en riesgo de pobreza.
Cabe destacar también que esta situación afecta de manera más acentuada a las mujeres procedentes de países fuera de la UE, que en 2023 representaban el 47,4% de este grupo vulnerable, en comparación con el 43,5% de los hombres.