Von der Leyen se muestra ambivalente respecto a China en su declaración en Davos

Expertos consideran que estas posturas “divididas” reflejan la encrucijada de la UE respecto a su política hacia China. La presidenta de la Comisión Europea destacó la importancia de la relación con China, pero también abordó las tensiones comerciales.

Ursula Von der Leyen en su comparecencia del Foro Económico Mundial de Davos.
Foto: @vonderleyen (X).

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pronunció este martes un discurso en el Foro Económico Mundial (FEM) de Davos, en el que mencionó a China en 14 ocasiones, resaltando tanto las tensiones comerciales con el país asiático como “la necesidad de seguir cooperando”. Von der Leyen afirmó que el “shock chino” en el comercio mundial, causado por la “sobrecapacidad” de la producción del gigante asiático, “continúa siendo un desafío para la economía global”. A pesar de estas preocupaciones, la presidenta subrayó que la Unión Europea “debe involucrarse constructivamente con China y “aprovechar la oportunidad para profundizar las relaciones comerciales y de inversión”, especialmente con motivo del 50 aniversario de las relaciones diplomáticas entre ambas partes.

Zhao Junjie, investigador del Instituto de Estudios Europeos de la Academia China de Ciencias Sociales, comenta en Global Times que las declaraciones de Von der Leyen reflejan “la contradicción interna de la UE en su política hacia China”. Por un lado, la Unión Europea sigue la estrategia unificada de Estados Unidos para contener a China, viéndola como un competidor y rival ideológico. Por otro lado, la UE reconoce que el enfrentamiento directo con China ha perjudicado sus propios intereses y generado descontento dentro de la misma Unión. Esta postura, según el experto, “evidencia la difícil conciliación entre los intereses geopolíticos y comerciales de la UE”.

El discurso de Von der Leyen no mencionó explícitamente las amenazas comerciales del presidente de EEUU, Donald Trump, que busca reducir el déficit comercial con la UE imponiendo aranceles o promoviendo la compra de más petróleo y gas estadounidense. Algunos interpretan este silencio como “una sugerencia sutil de que la UE debería dejar que Washington se enfoque en sus disputas comerciales con China”.