Santiago Niño-Becerra (Barcelona, 1951) es uno de los economistas y divulgadores más influyentes del Estado español. Catedrático emérito de Estructura Económica en la Universidad Ramon Llull, es conocido por su análisis profundo y su capacidad para anticipar tendencias globales. Niño-Becerra saltó a la fama con su obra El crash del 2010 (2009), donde predijo la crisis financiera global y sus consecuencias a largo plazo. Su enfoque se centra en los ciclos económicos y las transformaciones estructurales, temas que desarrolla en libros como Más allá del crash (2011), Diario del crash (2013), La economía: una historia muy personal (2020), Capitalismo 1679-2065 (2020) y Futuro. ¿Qué futuro? (2022).
Con un estilo directo y accesible, Niño-Becerra combina el rigor académico con una visión crítica del sistema capitalista. Además de su labor docente y literaria, es un colaborador habitual en medios de comunicación, donde analiza la actualidad económica con una perspectiva única. En esta entrevista, profundizaremos en su pensamiento, sus predicciones para el futuro de la economía del Estado español y su visión sobre los desafíos económicos del siglo XXI.
Nos gustaría preguntarte sobre diferentes cuestiones, como la trayectoria de la economía española, su estado actual, el aumento del gasto militar y la Inteligencia Artificial, pero antes de ello, ¿podrías ofrecernos una visión general del estado de la economía global y, en particular, de la economía española?¿Cómo definirías la situación actual en términos de tendencias, desafíos?
La economía mundial se halla en una transición de modelo, como en 1934 o en 1875. El sistema no cambia de momento: el Capitalismo sigue siendo el sistema al uso porque la filosofía que lo sustenta no ha cambiado, pero readapta su funcionamiento, por ejemplo las corporaciones globales ganan poder y protagonismo y los Estados se contraen. La economía de España es anecdótica: a nivel mundial no tiene peso ni influencia, de hecho se halla en un continuismo que comienza en el S. XVII. La tendencia, pienso, la marca el modelo que ya se está implantando: creciente importancia de la tecnología, influencia en aumento de las corporaciones, aumento de la desigualdad, no solo a nivel de renta sino de ‘necesidad profesional de la persona’
En el caso concreto de del Estado español, ¿cuáles dirías que han sido los sectores e industrias que han sostenido con mayor solidez su economía? ¿Y actualmente?¿Se han producido cambios significativos en la estructura productiva?
España está creciendo a base de turismo, consumo público, exportaciones mayoritariamente generadas en compañías de capital o con capital extranjero y demanda generada por inmigración. Es decir, es una economía ‘de masa’, ‘de volumen’, pero con una productividad muy baja que queda reflejada en el exiguo aumento del PIB per cápita aunque el PIB aumente. Ello se traduce en bajos salarios medios, baja recaudación fiscal e insuficiente volumen de cotizaciones sociales. El resumen sería la gran dependencia de la economía española.
Teniendo en cuenta el contexto global y los factores internos de la economía española, ¿cómo están evolucionando estos sectores? ¿Qué futuro les auguras en los próximos años?
El 15 de octubre del 2024, hace menos de cuatro meses, el Gobierno de España presentó un documento al que se le ha dado muy escasa difusión: el Plan Fiscal y Estructural de medio plazo 2025-2028. A pesar del título, las previsiones de crecimiento alcanzan hasta el año 2041. En el documento puede leerse un crecimiento del 2,0% para los años 2025 y 2026, para luego, el año 2027, entrar en una senda que oscila entre el 1,2% y el 1,7% con un valle del 1,0% en el 2035. Es una senda de crecimiento totalmente insuficiente para cualquier país, pero sobre todo para España, que arrastra carencias manifiestas: hoy un millón de niños se hallan en riesgo de pobreza y exclusión social. Ese bajo crecimiento se verá afectado por una serie de compromisos que España, al igual que los demás miembros de la UE, se verán obligados a asumir: rebaja del déficit al 0,5%, de la deuda pública hasta el 65%, aumento del gasto en armamento más allá del 3%… Los sectores básicos de crecimiento seguirán siendo los mismos aunque puede estimarse una caída del peso del automóvil.
The Economist y la OCDE han emitido informes relativamente optimistas sobre la economía española, pero en el debate público es recurrente la idea de que existe un desfase entre los datos macroeconómicos y la percepción económica de la población. ¿A qué crees que se debe esta discrepancia? ¿Es “un problema de comunicación”, como dicen algunos, o hay factores estructurales en juego?
Para The Economist la economía de España ha sido la que mejor ha funcionado en el 2024 de entre las de la OCDE… atendiendo a cinco parámetros: evolución del PIB, reducción de la presión fiscal, evolución del número de personas desempleadas, rendimiento del Ibex e inflación. Y bueno, está bien: cada cual se basa en lo que cree conveniente para realizar sus comparaciones. Pero de lo que dice The Economist a decir lo que algunos dicen: que la economía de España es la mejor de la OCDE, como que no, porque-no-puede-serlo. La productividad de España es la 12ª de la UE y el PIB per cápita el 88% de la media europea. La tasa de riesgo de pobreza infantil es el 30%. El 16% de las personas que trabajan son pobres. Las tasas de paro total y juvenil son récord en la UE. La economía de Española es la mejor mirando ciertas variables, pero nada más. Nada más.
La OTAN ha pedido a sus países miembros aumentar el gasto en defensa hasta un mínimo del 2% del PIB, y figuras como Donald Trump presionan por cifras aún mayores. ¿Crees que la estructura productiva y fiscal del Estado español está en condiciones de asumir un mayor esfuerzo en gasto militar?
No, pero se hará porque el poder de decisión de España es prácticamente nulo, y en consecuencia lo es el de influencia. La pregunta es ¿de donde sacará España los fondos? Pues de prestamos del Banco Europeo de Inversiones, al igual que otros países. De ahí el movimiento iniciado hace unos meses para que los gastos en armamento no computen como deuda pública. (Por cierto, ¿por qué se denomina ‘gasto en defensa’ cuando la práctica totalidad de los bienes y sistemas que integran este epígrafe también sirven para atacar?).
Para cubrir todo ese gasto militar, el Informe Draghi ha señalado que será necesario emitir deuda conjunta entre los países miembro de la Unión Europea. ¿Qué consecuencias podría tener esto?
Pienso que no se hará así, sino mediante préstamos solicitados por cada Estado avalados de forma conjunta.
En una declaración reciente en televisión has recordado que proyecciones a 30 años anticipan que el Estado español tiene un compromiso del 500% del PIB en pensiones, y señalas que los primeros síntomas de la quiebra del principio que se ha conocido como “solidaridad intergeneracional” ya se están produciendo. ¿Cuáles son tus previsiones al respecto?
Siempre se pone el acento en la ratio ‘número de afiliados / número de pensionistas’, pero esa ratio no es real ya que hay personas que perciben más de una pensión, por lo que la ratio correcta debería ser ‘número de afiliados/número de pensiones’. A finales del 2014 Fedea publicó un estudio –según me consta no rebatido por nadie– en el que exponía que mientras que en el entorno del año 2013 el número de afiliados por pensión era ligeramente superior a 2,2, estimaba que iría descendiendo hasta alcanzar 1,2 en el 2060. Todos los expertos apuntan a que con una ratio menor a 2,5 no puede sostener un sistema de pensiones de reparto sustentado en cotizaciones sobre salarios.
La solidaridad intergeneracional ha funcionado mientras la generación que estaba cotizando para pagar las pensiones hoy tenía la certeza de que cuando tuviera que percibir ella sus pensiones otra generación cotizaría para ello. Al romperse esa secuencia la solidaridad ha quebrado. Y ha quebrado por el descenso en el número de cotizantes por pensión y por el estancamiento y el retroceso de los salarios reales de quienes hoy cotizan. No se trata de egoísmo de los jóvenes sino de falta de expectativas en un futuro con una demanda decreciente de trabajo. El recurso al presupuesto sólo sería viable si se llegase a un consenso sobre ‘en qué deja de gastarse para gastar en pensiones’, algo harto difícil en una economía que arrastra un déficit fiscal crónico.
“No se trata de egoísmo de los jóvenes, sino de falta de expectativas en un futuro con una demanda decreciente de trabajo”.
El problema de las pensiones en España no es solo de sostenibilidad financiera, sino de equilibrios políticos y sociales. Si las cotizaciones sociales no alcanzan, el Estado podría cubrir la diferencia con impuestos, pero esto obligaría a recortar otras partidas presupuestarias o aumentar la presión fiscal, lo que recaería principalmente sobre las clases medias y bajas, ya que las rentas más altas cuentan con mecanismos para minimizar su contribución. En teoría, una solución podría venir del fraude y la elusión fiscal, que se estiman en 60.000-90.000 millones anuales, pero abordar este problema requeriría una voluntad política que, hasta ahora, no se ha manifestado.
A pesar de esto, ningún gobierno, sea del signo que sea, plantea que el pago de las pensiones vaya a ser un problema. Sin embargo, la tendencia parece clara: no habrá un recorte brusco, pero sí un ajuste progresivo. Se destoparán las bases de cotización, se ampliarán los años para calcular la pensión y se reducirá la tasa de sustitución. Además, cuando Bruselas exija mayor disciplina fiscal, los recortes serán inevitables. A todo esto se suma una fractura generacional preocupante: muchos jóvenes, atrapados en la precariedad, ven las pensiones como un sistema que les resta oportunidades sin garantías de futuro para ellos. En este contexto, España, que es un país pobre, enfrenta un dilema complejo que solo se agravará si no se toman medidas estructurales.
La inteligencia artificial está redefiniendo el tejido productivo y el equilibrio geopolítico global. China ha dado un golpe sobre la mesa con DeepSeek, su nuevo modelo de IA que aspira a competir con los gigantes occidentales en este campo. ¿Cómo crees que la IA impactará en la estructura económica española y europea en los próximos años?
Pienso que el panorama tecnológico (y económico) del 2035 será radicalmente diferente al actual. La IA 2.0, la IA que toma decisiones por sí misma a partir de análisis llevados a cabo por ella misma, pienso que será común. Tal IA 2.0 manejará robots productivos que cubrirán amplios sectores de la economía realizando sus tareas. En consecuencia, no comparto el análisis del World Economic Outlook en el que apuntaba que, en esta década, se dará la destrucción de más de 90 millones de puestos de trabajo y la creación de otros 170 millones. La tecnología hoy ya está reemplazando humanos en la realización de múltiples tareas y esos humanos desplazados no están ocupando puestos equivalentes en cualificación y remuneración. Es decir, pienso que nos hallamos ante un escenario de subempleo generalizado, en el mejor de los casos. (En estas palabras no hay ni sombra de ironía).
Más allá de su impacto en la productividad y la automatización, algunos expertos advierten que la inteligencia artificial podría acelerar las desigualdades económicas. ¿Cómo crees que se distribuirán los beneficios de la IA en el actual modelo económico? ¿Se traducirá en un mayor bienestar social o en una concentración aún mayor de la riqueza?
Absolutamente todos los estudios prospectivos que han realizado distintas instituciones internacionales fijados en el horizonte del 2060 / 2070 apuntan un aumento de la desigualdad en todos los países del mundo. También a un aumento de la desigualdad entre distintos países. La tendencia de la riqueza no apunta a igualar su reparto porque el capital tiende a concentrarse por parte de las corporaciones. Los Estados cada vez desempeñarán un menor papel redistributivo porque su poder disminuirá porque cada vez serán menos necesarios. Y nadie con poder tendrá un verdadero interés en revertir esa situación porque el poder no ganará nada con ello: recuerden: se está implantando un nuevo modelo. Por eso pienso que se va hacia la implantación de lo que denomino el Trinomio Social: renta básica, marihuana legal y ocio (online) prácticamente gratuito. Obviamente la esperanza de vida de la mayoría de la población descenderá en cuanto empiecen a aplicarse recortes y copagos en la sanidad pública, un conjunto de servicios cada vez más sofisticados y a la vez cada vez más caros. Sinceramente no creo que, para la mayoría de la población, las próximas décadas vayan a ser positivas.