Europa enfrenta la encrucijada del libre comercio ante las tensiones con EEUU y China

El bloque sigue apostando por un “sistema abierto” al comercio, pero la creciente resistencia interna y las amenazas externas ponen en duda su viabilidad a largo plazo.

Imagen conceptual de la guerra comercial entre EEUU y China, con Donald Trump y Xi Jinping.
Foto: Getty Images vía Forbes

La Unión Europea (UE), a pesar de su tradicional defensa del “libre comercio”, se encuentra en una posición complicada frente a los nuevos retos globales. A pesar de que los grandes sectores industriales de la UE no compiten directamente con las potencias económicas de Estados Unidos y China, el bloque sigue apostando por un sistema comercial abierto. Sin embargo, su postura choca cada vez más con la política proteccionista del presidente estadounidense Donald Trump, quien ha repetidamente calificado a la UE de “atrocidad” en términos comerciales y ha amenazado con imponer aranceles. Esta amenaza, recuerda The Economist, podría agravar aún más la delicada situación económica europea, dada su alta dependencia del comercio exterior, que representa casi el 30% de su PIB, en comparación con el 19% de EEUU.

La situación con China tampoco es menos problemática. A medida que las tensiones con Estados Unidos se intensifican, se teme que China desvíe aún más sus exportaciones hacia Europa, lo que podría perjudicar a las industrias locales, especialmente a aquellas más vulnerables como la automotriz y la electrónica. La respuesta de la UE a este posible escenario ha sido imponer aranceles a los vehículos eléctricos chinos, buscando frenar la “competencia desleal” favorecida por subsidios estatales chinos mucho más consistentes que los de la Comisión Europea. Sin embargo, esta política no hace más que evidenciar la contradicción existencial en la que se encuentra Europa: defender el libre comercio mientras aplica medidas proteccionistas, lo que socava la misma filosofía que ha promovido durante décadas.

Internamente, el libre comercio comienza a generar resistencias dentro del bloque. El Estado francés ha propuesto reducir la dependencia de mercados extranjeros, en lo que se ha denominado “autonomía estratégica”, y sectores como la agricultura se oponen a las nuevas iniciativas comerciales que afectan a sus intereses. La situación es aún más compleja por la creciente dificultad de la UE para mantener una postura coherente frente a EEUU y China, cuyas políticas proteccionistas continúan desafiando el modelo de comercio libre sostenido por Europa. En este contexto, la UE se ve obligada a buscar nuevos acuerdos con países más pequeños, como México, Malasia y Mercosur, pero con un futuro incierto si los grandes jugadores abandonan el libre comercio.