En los últimos años, el Estado español ha experimentado un aumento significativo en la construcción de viviendas, alcanzando cifras no vistas desde la burbuja inmobiliaria de 2008. A noviembre de 2024, se habían concedido 126.761 visados de obra nueva, superando el número de hogares creados, lo que representa una ruptura con la tendencia negativa de años anteriores. Sin embargo, resulta paradójico que, a pesar de este aumento en la oferta de viviendas, la crisis habitacional persista. El Gobierno de España, bajo el Ministerio de Vivienda de Isabel Rodríguez, asegura que el verdadero reto es “superar la barrera de la creación de hogares”, un proceso que, según afirman, “requerirá también la rehabilitación de viviendas y la inclusión de pisos turísticos en el mercado”.
Aunque el Ministerio de Vivienda afirma que este aumento “debería ayudar a reducir el déficit de viviendas”, con unas 600.000 casas faltantes según el Banco de España, la realidad es que el acceso a estas y al resto de viviendas sigue siendo un problema grave para la mayoría de la población. Los precios siguen disparados, y las viviendas, tanto de alquiler como en venta, continúan fuera del alcance de amplias capas sociales.
Pese al aumento en los visados, la vicepresidenta de la Asociación de Promotores Constructores de España (APCE), Carolina Roca, señala que la cantidad de viviendas construidas es insuficiente para cubrir la demanda. Según sus estimaciones, “deberían estar construyéndose entre 200.000 y 250.000 viviendas al año”. Roca también plantea que, aunque los visados han aumentado, “los efectos en el mercado inmobiliario no se verán hasta dentro de dos años, debido a un desfase histórico en la relación entre la construcción y la creación de hogares”. Otros expertos, como el investigador Jaime Palomera, alertan en eldiario.es que, a pesar del mayor número de viviendas en el mercado, la especulación inmobiliaria sigue influyendo en los precios. A medida que el suelo es un recurso limitado, y en el mercado se sigue viendo la vivienda como un activo financiero, los precios siguen inflándose.
El precio de las viviendas sigue siendo una de las principales preocupaciones. A pesar de los esfuerzos por “aumentar la oferta”, la especulación y la falta de regulación han facilitado los precios elevados. De hecho, “aumentar la oferta” se vuelve inútil desde un punto de vista social si los que compran esas viviendas son los que ya tienen viviendas y suficientes recursos económicos. Buena muestra de ello es que la compra de viviendas sin hipoteca ha aumentado, evidenciando que una gran parte de las viviendas adquiridas en los últimos años han sido vistas como una inversión, más que como una necesidad residencial. En este contexto, los precios de las viviendas en zonas como Barcelona, donde el precio medio supera los 700.000 euros, están fuera del alcance de la mayoría de la clase trabajadora.