La reciente victoria electoral de Friedrich Merz, líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), ha generado expectativas sobre su capacidad para resolver la crisis económica que atraviesa Alemania. Sin embargo, el país enfrenta una serie de problemas estructurales como el envejecimiento poblacional, la falta de inversión empresarial, la obsolescencia de la infraestructura y la creciente competencia internacional, especialmente de China, son algunos de los desafíos que amenazan el crecimiento sostenido de la economía alemana.
En este contexto, Merz ha propuesto una agenda centrada en la reducción de impuestos tanto corporativos como personales, así como “incentivos para que los trabajadores mayores sigan en activo”, de forma homóloga al Estado español. Sin embargo, sus propuestas carecen de detalles concretos sobre cómo financiar estos recortes fiscales, lo que plantea dudas sobre su viabilidad. A esto se suma la falta de consenso político, ya que los Socialdemócratas (SPD) no comparten todas las iniciativas de Merz, lo que podría llevar a una serie de compromisos que diluyan la efectividad de las reformas.
Además, el envejecimiento poblacional está exacerbando las tensiones fiscales del país. Según el Consejo Alemán de Expertos Económicos, se espera que en los próximos años, mientras 5.2 millones de alemanes se jubilen, solo 3.1 millones ingresen al mercado laboral. Esto incrementará la carga sobre el sistema de pensiones y la seguridad social, lo que podría forzar al gobierno a aumentar las contribuciones o recortar beneficios. Sin embargo, la necesidad de reformas en el sistema de pensiones y la posible subida de la edad de jubilación no se ha abordado demasiado en la campaña electoral, que se ha centrado en “la inmigración” y “la seguridad”.
Otro desafío importante es la alta carga fiscal que pesa sobre los trabajadores alemanes. Aunque los impuestos sobre la renta no son excesivamente altos en comparación con otros países, las contribuciones a la seguridad social representan una proporción significativa de los ingresos. En algunos casos, los trabajadores solteros sin hijos enfrentan una “brecha fiscal” que supera el 47%, lo que reduce su poder adquisitivo y afecta la competitividad del país. Este problema se ve agravado por el aumento de los costos en el sector salud, lo que ha generado un aumento general en las contribuciones a la seguridad social, alcanzando su nivel más alto en dos décadas.
A pesar de las propuestas de Merz, que incluyen una reforma al sistema de pensiones y una mejora de la infraestructura, Alemania parece estar atrapada en una encrucijada. Ante ello, expertos de Bloomberg apuntan a que la República Federal necesitaría “un milagro” para salvar su economía. El envejecimiento de la población, aunque significativo, no es el único obstáculo. La falta de inversiones estratégicas, el aumento de los costos sociales y la falta de reformas en áreas clave como la salud y la fiscalidad podrían impedir que las promesas de Merz se materialicen en cambios efectivos para reflotar la economía alemana.