La región de Tigray, en el norte de Etiopía, vive una aguda crisis política que amenaza con reavivar la violencia en una zona que sufrió una guerra entre 2020 y 2022. Según un reporte de World Politics Review, el conflicto interno enfrenta a dos líderes locales: Debretsion Gebremichael, jefe del partido dominante en Tigray (el Frente de Liberación del Pueblo Tigray, TPLF), y Getachew Reda, presidente interino de la región. La tensión está escalando en marzo cuando Getachew ha intentado destituir a altos mandos militares, lo que lleva a enfrentamientos entre facciones y protestas en las calles.
La situación se enmarca en un escenario más amplio de tensiones entre Etiopía y su vecina Eritrea. El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, busca acceso al mar Rojo, clave para el comercio mundial y perdido cuando Eritrea se independizó en 1993. Su interés por el estratégico puerto de Assab ha generado roces con el gobierno eritreo, que rechaza cualquier negociación.
Mientras, en Tigray, el acuerdo de paz que puso fin a la guerra hace dos años sigue sin cumplirse: tropas extranjeras y grupos armados controlan parte del territorio, y más de un millón de desplazados no pueden regresar a sus hogares.
Expertos citados por World Politics Review advierten que la combinación de inestabilidad interna y rivalidades regionales podría desencadenar un nuevo conflicto. Aunque hasta ahora los choques han sido limitados, la movilización militar en Eritrea y los despliegues de tropas en la frontera etíope han aumentado la preocupación. “Cualquier error de cálculo podría tener consecuencias graves para toda la región”, señala Ahmed Soliman, analista del think tank Chatham House. Mientras, la población de Tigray, aún recuperándose de la guerra anterior, teme un nuevo estallido de violencia.