Al menos 80 personas murieron y 171 resultaron heridas tras un bombardeo de las fuerzas armadas de Estados Unidos contra el puerto petrolero de Ras Isa, en la costa occidental de Yemen. La información fue confirmada el 18 de abril por el Ministerio de Salud del gobierno de facto en Saná, controlado por el movimiento Ansarrolá (popularmente conocido como hutíes), según reportes de la cadena local Al Masirah. La mayoría de las víctimas serían trabajadores del puerto, en una operación que constituye la ofensiva más letal desde que Washington inició su campaña militar contra Yemen en enero de 2024.
El Comando Central de Estados Unidos (Centcom) declaró que el ataque buscaba “interrumpir los ingresos ilegales” que financian las actividades militares hutíes en el mar Rojo y el golfo de Adén. Desde el 15 de marzo, Estados Unidos ha intensificado sus bombardeos sobre infraestructura civil y militar en Yemen, como parte de su estrategia para reducir la capacidad operativa de Ansarrolá. En respuesta, Abdulmalik al-Huti, líder del movimiento, afirmó que estos ataques “no debilitarán nuestra resistencia, sino que la refuerzan”.
La operación ha generado condenas regionales. Irán calificó el bombardeo como “un crimen de guerra” y lo vinculó al apoyo estadounidense al Estado de Israel en el conflicto en Gaza, que motiva las operaciones de los yemeníes en la región. Fuentes locales citadas por teleSUR denunciaron además un “doble ataque”, en el que una segunda ronda de bombardeos alcanzó a equipos de rescate. Hasta el momento, Washington no ha reconocido la existencia de víctimas civiles, ni se han anunciado investigaciones independientes sobre el hecho.