La República Popular China anunció este lunes su primer programa nacional de subsidios para el cuidado infantil, con una ayuda anual de 3.600 yuanes (unos 502 dólares) para cada niño menor de tres años nacido a partir del 1 de enero de 2025, que se mantendrá hasta que el menor cumpla tres años. Los niños nacidos antes de esa fecha pero que aún no cumplen tres años podrán recibir un subsidio prorrateado según los meses restantes de edad, según detalla el South China Morning Post.
Se espera que más de 20 millones de familias puedan recibir esta ayuda, que representa la mayor iniciativa central hasta la fecha ante la crisis demográfica que padece el país tras años de incentivos locales fragmentados que no han logrado frenar la caída de natalidad.
Esta política se implementa en un contexto de descenso poblacional crónico, con tres años consecutivos de disminución de la población y una tasa de natalidad que ha caído a la mitad desde que se abolió la política del hijo único en 2016. La medida trata de aliviar la carga financiera del cuidado infantil y fomentar que más parejas jóvenes consideren tener hijos, frente a preocupaciones crecientes por el alto costo de la educación, inseguridad laboral y desaceleración económica que han reducido las tasas de matrimonio y fecundidad.
Sin embargo, expertos como Huang Zichun, economista de Capital Economics, y Emma Zhang, demógrafa de Yale, advierten que los subsidios anunciados serían “insuficientes” por sí mismos para provocar un cambio significativo en la tasa de natalidad o en el consumo familiar a corto plazo. Estudios de otros países apuntan en la misma dirección.
Los expertos consideran que si Pekín quiere remontar sus resultados demográficos, hará falta “un compromiso persistente y estructural” en áreas como el acceso a guarderías asequibles, licencias parentales y protecciones laborales para mujeres.