La Comisión Europea está preparada para presentar los textos legales que permiten iniciar la ratificación del acuerdo de asociación comercial con Mercosur, bloque conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Este paso, pendiente desde el cierre político del pacto en Montevideo en diciembre de 2024, es necesario para que el acuerdo pueda entrar en vigor.
De forma paralela, Bruselas también anticipa la modernización del pacto comercial con México. Ambos textos serán repasados por el Colegio de Comisarios y luego enviados al Parlamento Europeo y al Consejo de la UE para que sean ratificados.
Si se ratificara, el acuerdo Mercosur crearía la mayor área comercial internacional del mundo, con un mercado conjunto que abarcaría a más de 722 millones de personas. El acuerdo contempla la eliminación gradual de los aranceles sobre más del 90% de los productos intercambiados entre las dos regiones, con excepciones y periodos más amplios en sectores los agrícolas más sensibles como la carne de vacuno y ave, sujetas a cuotas limitadas. Además, se incluyen algunas salvaguardias en materia sanitaria, fitosanitaria y laboral para "evitar distorsiones" y "garantizar estándares armonizados", en palabras de sus impulsores.
Sin embargo, el proceso de ratificación se enfrenta a la oposición de diversos países, entre ellos el Estado francés y Polonia. París, en particular, expresa preocupación por los efectos del acuerdo en su sector agrícola y busca asegurar medidas adicionales de protección. El Elíseo ha vinculado sus reservas a un momento político interno delicado, con la crisis de gobierno y el inminente voto de confianza del primer ministro François Bayrou. Polonia, junto con Italia, también ha manifestado su intención de negociar o bloquear ciertos aspectos del pacto para "proteger sectores sensibles".
El memorando se enmarca en la estrategia de la Unión Europea para diversificar sus mercados ante la escalada de tensiones comerciales globales, en particular con los Estados Unidos de América. La ratificación del Mercosur y la actualización del tratado con México representan, por tanto, un intento de reforzar los vínculos económicos y políticos con América Latina en un contexto internacional cada vez más fragmentado y complicado para un bloque económico europeo cada vez más irrelevante en el panorama global. La Comisión estima cumplir con el calendario previsto para que el acuerdo pueda aplicarse, al menos de forma provisional, antes de que termine 2025.