Hasta 720 millones de personas enfrentaron hambre en 2024, mientras el 19% de los alimentos producidos se desperdicia
La inseguridad alimentaria extrema alcanzó un máximo histórico con 1,9 millones de personas afectadas; paralelamente, se desperdiciaron 1.050 millones de toneladas de comida.

En 2024, entre 638 y 720 millones de personas enfrentaron hambre en el mundo, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), situación agravada en regiones afectadas por conflictos y la crisis climática.
Estos datos se reflejan en el mapa interactivo de hambre mundial de la FAO, que ofrece una visión detallada y actualizada sobre la inseguridad alimentaria crítica y sus principales focos geográficos. El informe destaca que más de 295 millones de personas en 53 países experimentaron niveles agudos de hambre en 2024, un aumento de más de 13 millones respecto al año anterior.
La inseguridad alimentaria extrema, denominada "hambruna catastrófica" (IPC/CH Fase 5), alcanzó un máximo histórico con 1,9 millones de personas afectadas — la cifra más alta desde que se empezó a recopilar este tipo de datos en 2016.
Y es que la crisis alimentaria se agrava en regiones marcadas por conflictos armados, genocidios, choques económicos y extremos climáticos, como la Franja de Gaza, Mali, Sudán y Yemen. En estas áreas, la combinación de desplazamiento forzado, bloqueo militar o la destrucción de infraestructuras esenciales ha profundizado la crisis, afectando especialmente a niños, con casi 38 millones de menores de cinco años sufriendo malnutrición aguda en 26 crisis nutricionales identificadas.
Sin embargo, paradójicamente, al mismo tiempo se ha desperdiciado aproximadamente el 19% de los alimentos disponibles para consumo, lo que equivale a 1.050 millones de toneladas, según el Informe sobre el Índice de Desperdicio Alimentario 2024 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la FAO.
De ese desperdicio, el 60% provino de los hogares, con 631 millones de toneladas de alimentos tirados. En promedio, cada persona desperdicia 79 kilogramos de alimentos al año, lo que equivale a 1,3 comidas diarias para todas las personas que sufren hambre en el mundo. Sin embargo, no hay que olvidar que este fenómeno se da en hogares con contextos muy diversos y responde a múltiples factores estructurales como deficiencias en la logística, conservación, distribución y consumo, por lo que su solución no se puede detener en la "conciencia individual". Además, tampoco hay que olvidar que los hogares representan la inmensa mayoría demográfica de consumidores de alimentos.
Y aún así, la industria alimentaria y los minoristas tampoco se quedan atrás: se estipula que contribuyeron con el 28% del total de alimentos desperdiciados, 290 y 131 millones de toneladas, respectivamente.
Esta dinámica de despilfarro de alimentos se presenta tanto en países ricos como en otros con ingresos medios, aunque se observa cierto menor desperdicio en zonas rurales debido a prácticas como el compostaje doméstico.
Todas estas cifras ponen de relieve las contradicciones del sistema alimentario capitalista global, donde la coexistencia de elevados niveles de inseguridad alimentaria y enormes cantidades de desperdicio evidencian —más allá de los desafíos críticos para la sostenibilidad, la justicia social y la lucha contra el cambio climático— la enorme irracionalidad que subyace a la lógica del beneficio privado y la producción no planificada, características inherentes al capitalismo.
Los datos expuestos demuestran que la humanidad ha alcanzado actualmente el desarrollo técnico y científico suficiente para erradicar el hambre en el mudno, pero las tasas de inseguridad alimentaria siguen batiendo registros.