La República Islámica de Pakistán ha destacado el desempeño “excepcional” de los sistemas de armamento chinos empleados durante su enfrentamiento con India el pasado mayo, en una nueva muestra de respaldo a la tecnología militar de Pekín, que constituye la mayor parte de las compras recientes del país.

El portavoz de las Fuerzas Armadas, general Ahmed Sharif Chaudhry, afirmó en una entrevista que los equipos chinos demostraron “un rendimiento excepcional” y subrayó que Islamabad “está abierto a toda clase de tecnología”.

El choque, que duró cuatro días, fue el primero en el que Pakistán desplegó de forma significativa plataformas modernas chinas, como los cazas J-10C, a los que atribuye el derribo de varios aviones indios, incluidos Rafale de fabricación francesa.

Aunque ambos países han ofrecido cifras distintas —Pakistán sostiene haber abatido siete aeronaves indias, mientras que Nueva Delhi asegura haber destruido una docena de aparatos paquistaníes—, los analistas citados por Bloomberg señalan que "ninguna versión ha podido verificarse de forma independiente".

El conflicto, el más grave entre los dos rivales nucleares en medio siglo, estalló tras la muerte de 26 civiles en la parte india de Cachemira, un ataque que India calificó de “terrorista” y atribuyó a grupos apoyados por Pakistán, acusación que Islamabad rechazó.

Además de los cazas, Pakistán utilizó durante los combates misiles aire-aire PL-15, apoyo satelital y radares de fabricación china, en lo que supone el mayor despliegue documentado de armamento chino avanzado en combate real. Observadores regionales han seguido de cerca este episodio como una prueba del alcance y la fiabilidad de los equipos militares desarrollados por Pekín.

Entre 2020 y 2024, el 81% de las importaciones de armamento pakistaní procedieron de China, según datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), que sitúa a Pakistán como el principal cliente de exportación militar de Pekín. En agosto, Islamabad incorporó a su flota el helicóptero de ataque Z-10ME, y en septiembre el presidente Asif Ali Zardari visitó la planta de Chengdu donde se fabrica el J-10.

Chaudhry evitó confirmar si su país seguirá priorizando las compras a China, y aseguró que la estrategia militar “busca plataformas efectivas, eficientes y económicas, tanto de Oriente como de Occidente”. Recalcó que Pakistán “no compite en una carrera armamentística” con India, cuyo gasto militar es más de ocho veces superior: 86.100 millones de dólares frente a los 10.200 millones paquistaníes en 2024, aunque ambos dedican un porcentaje similar de su PIB al gasto militar (2,3% y 2,7%, respectivamente).