Por primera vez, la UGT ha intervenido en un acto institucional en la sede de la OTAN en Bruselas para debatir el papel del Estado español en la industria militar y trasladar sus demandas sobre "empleo de calidad" a los máximos responsables militares, en plena ofensiva presupuestaria por el rearme europeo. La delegación liderada por Mariano Hoya y Mari Carmen Barrera fue recibida por representantes diplomáticos y militares del bloque atlántico, donde entregaron un documento que insiste en "la importancia de vincular la política de defensa a la reindustrialización justa y la autonomía tecnológica", en línea con las prioridades estratégicas de la Alianza y los intereses corporativistas de UGT.

El encuentro sucede mientras la dirección de UGT, con Pepe Álvarez a la cabeza, defiende públicamente la creación de un impuesto europeo para financiar el gasto militar y sostiene que la industria armamentística es “una oportunidad para el empleo y el desarrollo tecnológico”, celebrando el acuerdo europeo para multiplicar los recursos bélicos, mientras el flanco Este europeo se encuentra en plena escalada de tensiones con Rusia y los arsenales europeos se llenan con armamento y sistemas israelíes manchados de sangre palestina. La postura de la central sindical, que no plantea oposición alguna al modelo de militarización impuesto desde Bruselas, omite los riesgos concretos que el rearme y el aumento del presupuesto militar suponen para los derechos sociales y las condiciones de vida de la clase trabajadora de todo el mundo.

Diversas voces críticas han denunciado que este respaldo institucional al complejo militar-industrial europeo significa legitimar el desvío de recursos públicos para cumplir con los dictados de Washington y Bruselas, alertando sobre el empobrecimiento y la desinversión en sanidad, vivienda y energía, mientras se consolidan pactos con la élite político-militar de Bruselas y Washington. El paso de UGT por las moquetas de la OTAN, lejos de defender los intereses de la clase obrera frente al despilfarro belicista, normaliza el giro institucional hacia la militarización.

Estas decisiones de la cúpula burocrática sindical de Álvarez —cuyo único oficio desde 1978 ha sido el de liberado sindical— se han impuesto verticalmente y sin oposición significativa de los sindicatos integrados en el Estado, que ignoran la amenaza de guerra y el gran plan de ajuste a escala continental que implica Rearm Europe. Mientras tanto, UGT se mantiene a una distancia abismal de las luchas sociales actualmente existentes en el Estado español, que presionan con huelgas y manifestaciones por el cese de relaciones con el Estado genocida de Israel. La participación en este acto de la OTAN muestra la posición activa del sindicato del PSOE en la nueva arquitectura europea de austeridad y militarismo, en abierta contradicción con los principios de "justicia social" y "defensa de la clase trabajadora" que dice abanderar.