El presidente francés, Emmanuel Macron, convocó este jueves en París a una docena de países y representantes de la Comisión Europea para exigir la creación de "una fuerza internacional de seguridad que forme y equipe a nuevas fuerzas palestinas en Gaza", tras el alto el fuego entre el Estado de Israel y Hamas. El Elíseo plantea un “contingente de paz internacional”, condicionando la presencia militar al "desarme de Hamas" y a la aprobación de un mandato de Naciones Unidas, petición recibida con matices y reservas por sus socios europeos y árabes.

Italia ha expresado su disposición a enviar tropas, como también Indonesia y otros países, mientras el Estado español mantiene cautela por el momento, reclamando “definir un mandato de la ONU antes de decidir la participación nacional”. José Manuel Albares, ministro español de Exteriores, señala que "la formación de policías palestinos podría ser posible siempre que se garantice la gobernanza genuinamente palestina y participación europea junto a países árabes", subrayando que “la fragilidad del proceso es máxima”.

Kaja Kallas, jefa de la diplomacia europea, insiste en que la Unión Europea "tiene que estar en el núcleo de cualquier autoridad de transición". Sin embargo, movimientos propalestinos internacionales y voces críticas denuncian que estos planes buscan afianzar el control extranjero sobre Palestina, sin resolver el problema colonial de fondo: la soberanía palestina y el fin de la ocupación.

Tanto la UE como el Estado francés buscarían asegurar sus intereses, ganando poder de decisión sobre todos los procedimientos que se adopten en la posguerra, sin tener en cuenta la autodeterminación del pueblo palestino. La gestión efectiva de ayuda, el control policial y militar en Gaza tras el alto el fuego quedarían así bajo control de quienes han seguido armando y financiando al Estado de Israel en mitad de un genocidio descarnado. Ahora, si realmente logran que callen los bombardeos aéreos, se abriría otro ciclo de injerencia y control internacional, por otros medios.