Nobel de la Paz para la golpista Machado
La líder del fallido golpe de estado en 2002 ha pedido abiertamente y en repetidas ocasiones a EE.UU. e Israel que invadan Venezuela. Su partido mantiene un acuerdo de cooperación con el Likud de Netanyahu.

María Corina Machado, galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025 por el Comité Noruego, ha sido blanco de críticas en América Latina por su historial de solicitudes directas de intervención militar extranjera en Venezuela. En una carta filtrada fechada en 2018, dirigida al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y al expresidente argentino Mauricio Macri, Machado pidió explícitamente el uso de "poder e influencia" para combatir al Gobierno de Nicolás Maduro, criticando la alianza venezolano-iraní como una "amenaza existencial para Israel" y abogando por acciones en el Consejo de Seguridad de la ONU que podrían escalar a operaciones militares. El documento, revelado por medios locales en Caracas el 28 de mayo de 2018, posiciona a Venezuela como un frente en la geopolítica israelí, proponiendo una intervención militar para "restaurar la democracia".
Sin embargo, este no fue un episodio aislado; en julio de 2020, su partido Vente Venezuela firmó un acuerdo de cooperación con el partido Likud de Netanyahu, enfocado en "estrategia, geopolítica y seguridad", con el objetivo de alinear a Venezuela con "valores occidentales" una vez derrocado el régimen chavista. Machado ha reiterado en entrevistas que la "lucha de Venezuela es la lucha de Israel", un discurso que en 2025, ante la escalada israelí contra Irán, se interpretó como un llamado velado a acciones armadas. El Ministerio de Relaciones Exteriores venezolano condenó estas declaraciones como intentos de "dar razones al imperio estadounidense para una acción militar", señalando la presencia de buques de guerra de EE.UU. en el Caribe y ataques con drones que han matado sumariamente a varios ciudadanos venezolanos acusados de "narcotráfico", sin ninguna prueba ni prodedimiento judicial.
Respecto a Washington, Machado ha sido aún más directa. En mayo de 2019, durante la autoproclamación de Juan Guaidó como "presidente de Venezuela", admitió en una entrevista que Venezuela "no es una dictadura", pero insistió en que solo una "intervención humanitaria internacional" podría derrocar a Maduro, abogando por una "real, creíble, severa e inminente" fuerza militar que forzara su salida.
Ella misma trasladó este posicionamiento en reuniones con el gobierno de Donald Trump, donde celebró públicamente las ejecuciones extrajudiciales de venezolanos en barcos en el Caribe, descritas por ella como "medidas necesarias para restaurar la soberanía popular". Analistas internacionales especializados en Venezuela recuerdan que las presiones que ha promocionado Machado han contribuido a sanciones que, según reportes de la ONU, han causado decenas de miles de muertes por hambruna y escasez de medicinas desde 2017.