El primer ministro francés, Sébastien Lecornu, anunció ante la Asamblea Nacional la suspensión de la reforma de las pensiones de 2023 “hasta las elecciones presidenciales”, comprometiéndose a no aumentar la edad de jubilación antes de enero de 2028. La medida, que está siendo uno de los puntos más controvertidos del mandato de Emmanuel Macron, cede temporalmente ante la presión de la izquierda un momento de bloqueo parlamentario. Según Lecornu, la suspensión costará “400 millones de euros en 2027” y afectará a “3,5 millones de franceses”.

El Elíseo también ha incluido en su proyecto de presupuesto para 2026 la supresión de las exenciones de cotizaciones de las que se benefician los becarios, lo que reducirá de forma directa al salario neto de este sector de la clase obrera. Hasta este año, las remuneraciones de los aprendices estaban exentas en gran medida de cotizaciones y de la Contribución Social Generalizada (CSG), lo que hacía que su salario neto fuera casi idéntico al bruto. Ahora, este beneficio ya se ha reducido, gravando la parte que supera el 50 % del salario mínimo. La nueva medida anticipa eliminar completamente la exención, lo que impactará de lleno en sus salarios.

La reforma de las pensiones, aprobada en 2023, desató movilizaciones masivas y meses de protestas sindicales. Ahora, en una Asamblea fragmentada, los partidos de la de izquierda —agrupadas en la coalición del Nuevo Frente Popular— han situado su derogación en el centro de sus demandas. Lecornu afirma que “comprende” las tensiones provocadas por la medida es necesario, aunque insistió en que “no se puede negar la realidad” de un sistema con “menos cotizantes y más pensionistas”.

El primer ministro también asegura que no recurrirá al artículo 49.3 de la Constitución, que permite aprobar leyes por decretazo, es decir, sin ser sometidos a votación parlamentaria. Su predecesor, François Bayrou, utilizó este impopular mecanismo para imponer los presupuestos, lo que generó fuertes críticas y protestas.

Lecornu, esta vez, llama a “confiar en el Parlamento” y promete que el déficit público francés cerrará “por debajo del 5 % del PIB en 2026” si se logra aprobar un presupuesto “serio y fiable”. Además, se compromete a debatir una “contribución excepcional para las grandes fortunas”, mientras el PS admite que su apoyo al Ejecutivo sigue siendo “una apuesta arriesgada”.