En la madrugada del 16 de octubre, las fuerzas de ocupación del ejército israelí asaltaron la sede de la Federación General Palestina de Sindicatos (PGFTU) en Nablus, Cisjordania ocupada (Palestina), según informó el International Trade Union Confederation y el propio PGFTU. Tras cercar el edificio que alberga el cuerpo de bomberos de Defensa Civil y oficinas del sindicato, las tropas coloniales irrumpieron violentamente, tomando rehenes y registrando exhaustivamente las instalaciones de los sindicalistas, donde confiscaron documentos y archivos fundamentales para la operatividad sindical y defensa de las condiciones de la clase trabajadora palestina.

El asalto constituye una nueva violación flagrante más del derecho internacional, el derecho a la libertad sindical y representa una escalada directa contra las organizaciones palestinas. El sindicato PGFTU, que aglutina a numerosos trabajadores palestinos, ha visto alteradas sus funciones básicas por este ataque militar directo contra su infraestructura.

Simultáneamente, el episodio se inscribe en un contexto donde las autoridades sionistas incumplen acuerdos recientes de alto el fuego y mantienen una política de ocupación y represión sistemáticas, también en Cisjordania. En los últimos días, varios gazatíes han sido asesinados por las fuerzas israelíes como consecuencia de operaciones militares, con declaraciones explícitas de figuras sionistas oficiales que amenazan con hacer la vida imposible a la población palestina.

El asalto a la sede sindical y la continua violencia refuerzan la urgencia internacional de combatir al Estado de Israel y a sus cómplices, que con acciones de este tipo repetidas durante décadas han demostrado que no pueden respetar ni siquiera las resoluciones más elementales de las Naciones Unidas y "los derechos humanos universales", incluyendo los derechos sindicales fundamentales, condiciones imprescindibles para la libertad del pueblo palestino.