Tras el descubrimiento en Andalucía del "fallo" masivo en los cribados de cáncer de mama, donde miles de mujeres no fueron citadas o no recibieron resultados, ahora el problema se repite en el País Valencià, también gobernado por el PP. En 2024, la Generalitat debería haber invitado a 431.663 mujeres a participar en el programa de detección precoz del cáncer de mama, pero solo 341.446 recibieron esa notificación. Es decir, más de 90.000 mujeres, un 21% del total, quedaron fuera de un proceso clave para la detección temprana de la enfermedad. 

La gravedad de lo ocurrido va más allá de un simple desajuste administrativo. Según el Comité Econòmic i Social, en 2024 se realizaron 12.291 mamografías menos que el año anterior, la cifra más baja desde la pandemia. Posteriormente, la Generalitat ha asegurado que la cifra sería "solamente" de 3.000. Mientras tanto, miles de mujeres pudieron haber perdido la oportunidad de detectar un tumor a tiempo. El déficit de invitaciones y la caída en el número de pruebas coinciden con el proceso de externalización y privatización de servicios impulsado por el gobierno de Carlos Mazón.

PP: Paga o Parca

Las consecuencias sanitarias de esta crisis estructural son profundas. El tiempo es un factor crítico en los procesos oncológicos: un diagnóstico tardío puede suponer una disminución drástica en la supervivencia y un aumento en la mortalidad. En el País Valencià, el número de pruebas ha descendido por debajo del 66% de cobertura, cuando la Organización Mundial de la Salud fija el mínimo en el 80%. Las demoras, los fallos de comunicación y la eliminación de recursos públicos destinados al cribado ahondan en una crisis sanitaria que podría haberse evitado. Los oncólogos advierten que cada punto porcentual perdido en cobertura significa decenas de casos que se detectarán tarde o no se tratarán a tiempo.

Las afectadas denuncian ansiedad, incertidumbre y desprotección. Mujeres que esperaron durante meses los resultados o nunca recibieron la carta relatan la angustia de no saber si están bien o si el sistema falló en avisarlas. “Estuve ocho meses esperando sin saber si mi prueba había salido bien o mal, es horroroso vivir con esa duda”, contó una paciente de València.

Asociaciones y colectivos acusan a la Generalitat de jugar con la vida de miles de personas en plena oleada de recortes y privatizaciones. Mientras el PP defiende la “modernización del sistema”, la realidad muestra un debilitamiento acelerado de la sanidad pública, donde los servicios esenciales se externalizan y los fallos aumentan. El resultado: una sanidad desigual, donde la detección de cáncer, y la vida misma, depende cada vez más de la capacidad económica.