En el Estado español, más de dos millones y medio de personas trabajan a tiempo parcial. Casi la mitad lo hace porque no encuentra empleo a jornada completa y un 14% para compatibilizarlo con cuidados familiares. Aunque las cifras oficiales dicen que "el empleo crece y la temporalidad baja", lo cierto es que la parcialidad sigue siendo uno de los principales factores de precariedad. Según datos de Eurostat, en 2024 el 19,2% de las personas ocupadas a tiempo parcial eran pobres, frente al 10% entre quienes trabajan a jornada completa.

El informe del Gabinete Socioeconómico de la CGT, elaborado por Lorién Cirera, señala que el 75% de las personas asalariadas a tiempo parcial son mujeres, cifra que asciende al 93% entre quienes lo hacen por responsabilidades de cuidados. Cirera advierte de que la parcialidad “reproduce las condiciones de discriminación que empujan a las mujeres a empleos precarios”, dificultando sus oportunidades económicas. La parcialidad se concentra sobre todo en el empleo doméstico (58%), las actividades recreativas (34%), la hostelería (26%) o el comercio (18%), sectores con bajos salarios y escasa protección.

A la precariedad de las jornadas reducidas se suma la figura de las horas complementarias, una modalidad exclusiva de los contratos parciales que se ha triplicado en la última década. Aunque equivalen a las horas extras, se pagan igual que las ordinarias y son obligatorias para el trabajador una vez firmadas, pero no para la empresa. Según la CGT, este sistema “aumenta la inseguridad salarial y laboral” y complica la conciliación por la irregularidad de los horarios.

El informe apunta que solo el 4,2% de los asalariados a jornada parcial realiza horas complementarias, porque las empresas prefieren otras fórmulas de la conocida "flexibilidad", como la distribución irregular de la jornada. La CGT propone limitar al máximo las horas complementarias y convertir el trabajo reiterado bajo esta figura en jornada ordinaria con plenos derechos. Pero advierte: sin políticas que eleven los salarios y restrinjan la flexibilidad empresarial, “la precariedad seguirá encontrando nuevas vías para reproducirse”.