En 2024, los BRICS, un bloque de economías emergentes compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, están avanzando en iniciativas que podrían desafiar profundamente el dominio económico global del dólar estadounidense. Estos esfuerzos incluyen propuestas para desdolarizar el comercio internacional y crear un sistema alternativo al actual orden financiero encabezado por instituciones occidentales. Estas iniciativas están generando preocupaciones en Estados Unidos, con algunos analistas sugiriendo que podrían desencadenar una nueva ola de conflictos comerciales, similar a la guerra arancelaria impulsada por el expresidente Donald Trump.
Para empezar, una de las propuestas más relevantes es la creación de una Iniciativa de Pagos Transfronterizos de los BRICS (BCBPI), que permitiría a los países miembros realizar transacciones comerciales utilizando sus propias monedas nacionales, eliminando la dependencia del dólar en los pagos internacionales. Esta medida no solo reduciría la exposición al dólar, sino que también minimizaría el riesgo de sanciones unilaterales impuestas por Estados Unidos. Además, los BRICS están trabajando para establecer una infraestructura de mensajería financiera alternativa al sistema SWIFT, el cual, como muchos saben, está bajo control estadounidense y ha sido utilizado como herramienta política para imponer sanciones internacionales.
Además de esta infraestructura de pagos, los BRICS están promoviendo el uso de tecnologías de contabilidad distribuida (DLT) como blockchain, y han expresado su interés en utilizar monedas digitales de bancos centrales (CBDC) para facilitar el comercio directo entre los países miembros. Esto permitiría liquidar desequilibrios comerciales sin la necesidad de bancos corresponsales o sistemas intermedios, como el SWIFT. De esta forma, los BRICS buscan una mayor independencia financiera, promoviendo el uso de monedas nacionales y digitales para evitar las estructuras financieras dominadas por el dólar.
Esta bolsa podría ser utilizada para equilibrar desequilibrios comerciales entre los países miembros, facilitando un comercio que no depende del sistema financiero tradicional, que favorece a las economías occidentales.
Paralelamente, los BRICS han propuesto la creación de una Bolsa de Granos del BRICS y una agencia de precios asociada, que operaría en materias primas clave como granos, petróleo, gas natural y oro. Esta bolsa podría ser utilizada para equilibrar desequilibrios comerciales entre los países miembros, facilitando un comercio que no depende del sistema financiero tradicional, que favorece a las economías occidentales.
El informe Mejora del sistema monetario y financiero internacional, publicado antes de la cumbre BRICS de 2024 en Kazán, Rusia, también incluyó propuestas para fortalecer las instituciones ya creadas por el bloque como alternativas al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional (FMI). El Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), también conocido como Banco BRICS, y el Acuerdo de Reservas Contingentes (CRA) son herramientas que podrían ofrecer a los países en desarrollo una forma de acceder a recursos financieros sin las condiciones impuestas por los prestamistas tradicionales controlados por Estados Unidos y sus aliados.
Uno de los temas clave en estas discusiones es la desdolarización. Los BRICS consideran que el dólar estadounidense ha sido utilizado como un medio para acumular poder financiero por parte de las economías avanzadas, lo que ha resultado en una serie de desajustes económicos globales. Sin embargo, la desdolarización no es un proceso simple. Los expertos advierten que, aunque desdolarizar los pagos transfronterizos en bienes es un paso viable, desdolarizar el ahorro y la inversión, especialmente en un mundo dominado por mercados financieros internacionales y derivados, será un desafío a largo plazo.
La disparidad entre el comercio de bienes y las transacciones financieras globales es enorme. En 2023, el comercio mundial de mercancías alcanzó los 23,8 billones de dólares, mientras que los flujos financieros globales, incluidos bonos, acciones y derivados, sumaron una cifra astronómica de 715 billones de dólares. Dada esta diferencia, los BRICS consideran que es más factible reducir la dependencia del dólar en el comercio de bienes antes de abordar la desdolarización de los flujos de capitales y las inversiones.
El informe sugiere que, para hacer frente a esta realidad, se deben establecer nuevos instrumentos financieros y mecanismos de liquidez que faciliten la inversión en monedas nacionales, reduciendo gradualmente la centralidad del dólar en las reservas internacionales.
En este contexto, el informe de los BRICS también subraya “la necesidad de crear mecanismos para fortalecer las monedas locales y aumentar su atractivo como refugios de valor”. El informe sugiere que, para hacer frente a esta realidad, se deben establecer nuevos instrumentos financieros y mecanismos de liquidez que faciliten la inversión en monedas nacionales, reduciendo gradualmente la centralidad del dólar en las reservas internacionales.
Un aspecto crucial de estas iniciativas es la creación de nuevas formas de deuda y activos denominados en monedas locales de los países BRICS, lo que reduciría la necesidad de bonos denominados en dólares. Esto podría ofrecer a alternativas más favorables para los países emergentes, menos vulnerables a las fluctuaciones del dólar, impulsando una diversificación de sus reservas internacionales. Sin embargo, los analistas coinciden en que, a pesar del impulso de los BRICS, este proceso de desdolarización será lento, ya que las inversiones y las reservas mundiales están fuertemente arraigadas en las economías avanzadas.
A pesar de que las propuestas de los BRICS se presentan como “un intento de reestructurar el sistema financiero global de manera más equitativa”, su implementación será larga y deja intactas cuestiones más profundas sobre el modelo socioeconómico.
Las iniciativas tecnológicas que los BRICS están promoviendo, como el uso de blockchain y CBDCs, también abren la puerta a una nueva era de transacciones financieras descentralizadas. Aunque estas tecnologías están aún en fases experimentales, su adopción podría reducir la dependencia de los intermediarios tradicionales y ofrecer a las economías emergentes más autonomía en sus relaciones financieras internacionales. Los BRICS están liderando este frente, pero aún queda un largo camino antes de que estas herramientas estén completamente integradas en el sistema financiero global.
Por último, a pesar de que las propuestas de los BRICS se presentan como “un intento de reestructurar el sistema financiero global de manera más equitativa”, su implementación será larga y deja intactas cuestiones más profundas sobre el modelo socioeconómico. La reforma del sistema monetario internacional ha sido un tema recurrente desde la creación del sistema de Bretton Woods tras la Segunda Guerra Mundial, pero pocos han logrado desafiar la supremacía del dólar y las instituciones financieras que lo respaldan.
En conclusión, las iniciativas de los BRICS para desdolarizar el comercio y concebir un sistema financiero que no esté expresamente diseñado para favorecer a Occidente, representan una amenaza potencial para la hegemonía estadounidense. Aunque aún esté lejos una moneda capaz de reemplazar al dólar, las acciones de los BRICS están sentando las bases para una transformación significativa del panorama económico mundial. Con el apoyo de los países del Grupo de los 77 (G77) y otros aliados, los BRICS continúan presionando por un nuevo orden económico internacional, donde las potencias hasta ahora periféricas estarían llamadas a tener un rol mucho más preponderante y el hegemón tradicional quedaría desplazado.
Fuentes
Informe de la presidencia rusa de BRICS, 2024.
World Inequality Lab, investigación publicada en abril de 2024 por Gastón Nievas y Alice Sodano.
Grupo de los 77 (G77) y su cumbre de enero de 2024 en Cuba.