La caída de Al Assad desata ataques multilaterales en Siria

Israel y EEUU atacan varias posiciones dentro del país, mientras distintas potencias toman sus posturas ante el nuevo poder, que promete “un período de transición de 18 meses”.

Miembros de HTS en Damasco.
Foto: Omar Sanadiki / AP

Tras la confirmación de la salida del presidente Bashar al-Assad y la toma de Damasco por fuerzas opositoras lideradas por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), Estados Unidos lanzó este domingo una ofensiva aérea contra 75 posiciones del Estado Islámico en el centro de Siria. El Mando Central (CENTCOM) explicó que el objetivo de los ataques, ejecutados con bombarderos B-52 y cazas F-15 y A-10, era “impedir que los yihadistas aprovechen el vacío de poder para reorganizarse”. El presidente Joe Biden declaró que su gobierno “no permitirá la reconstitución” del ISIS y subrayó que “vigilarán de cerca a los rebeldes, algunos de los cuales tienen antecedentes de terrorismo y abusos de derechos humanos”.

Por su parte, el Estado de Israel ha aprovechado el caos para intensificar su presencia militar en Siria, ocupando el Monte Hermón y rompiendo el Acuerdo de Retirada de 1974. Las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) también han bombardeado infraestructuras militares abandonadas en Damasco, pero además han establecido una nueva zona de seguridad estratégica en los Altos del Golán, bautizada como “Nuevo Este”. El primer ministro Benjamín Netanyahu justificó estas acciones al afirmar en un vídeo difundido en las redes sociales que la caída de Al Assad supone “un período de oportunidades y riesgos para la seguridad de Israel”.

Al norte, se han sucedido enfrentamientos entre las fuerzas del grupo armado proturco denominado Ejército Nacional Sirio (SNA) y las Fuerzas Demócraticas Sirias (SDF) kurdas, con la batalla de Manbij como epicentro en estos momentos.

Siguiendo con los actores globales, representantes de la oposición siria han declarado a Sputnik que “han establecido canales de comunicación con el Gobierno ruso y aseguraron su compromiso de no atacar embajadas ni misiones diplomáticas en Damasco”. Además, informan de que trabajan para “restablezca relaciones diplomáticas con otros países”.

China, con su habitual perfil bajo en los asuntos exteriores, declaró mediante su Ministerio de Relaciones Exteriores chino declaró el domingo que China “está siguiendo de cerca el desarrollo de la situación en Siria y espera que la estabilidad sea restaurada tan pronto como sea posible”. Por lo demás, Pekín mostró preocupación por evacuar a los ciudadanos chinos que hayan decidido abandonar el país y por mantener a salvo a los que hayan decidido quedarse, especialmente el cuerpo diplomático.

Mientras tanto, actores regionales como Irán y la oposición siria han llamado al “diálogo para gestionar la transición política”. El presidente iraní, Masoud Pezeshkian, destacó “la necesidad de un proceso inclusivo y pacífico que permita a los sirios decidir su futuro sin injerencias externas”, según apunta Al Mayadeen. Paralelamente, la Coalición Nacional Siria ha propuesto “un período de transición de 18 meses para redactar una nueva constitución y celebrar elecciones libres”, mientras asegura “la estabilidad administrativa y la seguridad de los empleados estatales durante esta etapa”.

Al Assad ya ha sido localizado en Moscú junto a miembros de su familia, tras recibir asilo político por parte de Rusia, según informó RIA Novosti. Durante varias horas, el paradero del mandatario había sido desconocido tras la caída de su gobierno en Damasco. Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, confirmaron que al-Assad decidió “renunciar a la presidencia y abandonar el país, dando instrucciones para una transferencia de poder pacífica”, asegura RT. Con múltiples actores en juego, el futuro de Siria permanece incierto en un contexto de reorganización interna y tensiones geopolíticas crecientes.