Los ministros de Pesca de la Unión Europea (UE) han cerrado este martes un acuerdo que impone importantes recortes en los días de pesca en el Atlántico y el Mediterráneo para 2025, en un contexto de creciente presión sobre los recursos marinos. El Estado español se ha visto obligado a aceptar una reducción drástica en los días de pesca, especialmente en el Mediterráneo, donde la flota de arrastre española experimentará un recorte del 66% en sus jornadas de trabajo. La UE, bajo el argumento de “garantizar la sostenibilidad de las poblaciones de peces y la protección del entorno marino”, ha ignorado las consecuencias económicas para un sector ya afectado por años de medidas restrictivas.
En respuesta a la imposición de la Comisión Europea, los Estados español y francés, junto con Italia, intenaron bloquear esta medida, que habría reducido a 27 los días de pesca anuales para los arrastreros españoles. Sin embargo, el acuerdo alcanzado introduce un mecanismo de “compensación” con 12 medidas, como el uso de técnicas de pesca más selectivas, para que los pescadores puedan aumentar el número de días en el mar. No obstante, estas medidas, no parecen despejar la preocupación del sector pesquero, ya que dependen de la implementación de prácticas que muchos consideran difíciles de aplicar de forma generalizada.
Además, la pretendida “sostenibilidad” de la UE se muestra incoherente cuando se observa el impacto real de estas medidas: la reducción de la pesca en aguas comunitarias no será a expensas de una reducción generalizada del consumo de pescado, sino que vendrá acompañado de la importación de productos pesqueros más baratos y menos sostenibles, provenientes de países fuera de la UE. Este enfoque no solo pondrá en peligro la estabilidad del sector pesquero local, sino que también incrementará la huella de carbono relacionada con el transporte de pescado desde otros continentes, contraviniendo el supuesto “objetivo ecológico” de las políticas pesqueras de la UE. La contradicción es clara: en lugar de promover una pesca sostenible, se está promoviendo una dependencia de la pesca industrial foránea, menos regulada y con un impacto ambiental mucho mayor.