La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de Naciones Unidas informó este jueves que más de 1,1 millones de personas han sido desplazadas en Siria desde el inicio de la ofensiva encabezada por el grupo salafista Hayat Tahrir al Sham (HTS). Las intensas hostilidades han deteriorado aún más las condiciones humanitarias en regiones como Alepo y el noreste del país, donde la falta de alimentos, combustible y electricidad se agrava rápidamente.
En Alepo, la OCHA denunció el cierre de panaderías debido a la escasez de harina y diésel, así como cortes de electricidad prolongados que afectan a numerosos barrios. Además, en torno a la presa de Tishrin, cerca de ciudades como Manbij y Kobane, los combates han provocado interrupciones en el suministro eléctrico, dejando sin acceso a agua potable y otros servicios esenciales a más de 400.000 personas. También se han reportado restricciones de movimiento y saqueos en localidades como Raqqa, Tabqa, Hasaka y Derik, lo que dificulta la entrega de ayuda humanitaria.
Las agencias de Naciones Unidas han logrado asistir a más de 700.000 personas con alimentos desde el inicio de la ofensiva opositora del 27 de noviembre, aunque cerca de 40.000 desplazados siguen refugiados en 200 centros. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) anunció la ampliación de sus operaciones en Siria y solicitó con urgencia más apoyo internacional, recordando que 12,9 millones de sirios padecían inseguridad alimentaria a principios de año. El enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, tiene previsto viajar a Jordania próximamente para reunirse con actores clave en la región.