La administración de Joe Biden ha registrado un récord de 271.484 deportaciones en el año fiscal 2024, finalizado en septiembre, la cifra más alta en la última década, según un informe citado por el Washington Post. Este número supera los 267.258 migrantes expulsados en 2019, el punto máximo durante el gobierno de Donald Trump. En comparación con el período anterior, las deportaciones prácticamente se han duplicado, pasando de 142.580 en 2023 a los niveles actuales.
De acuerdo con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), las expulsiones se han extendido a 192 países, consolidando un aumento significativo en el refuerzo de control migratorio. Además, el Departamento de Seguridad Interna (DHS) ha reportado más de 700.000 retornos, combinando deportaciones y otras remociones efectuadas por ICE y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP). Esta cifra representa el mayor volumen de expulsiones desde 2010.
Patrick J. Lechleitner, director interino del ICE, afirmó que “la agencia es apolítica y que actúa bajo las leyes emitidas por el Congreso”. Sin embargo, advirtió que persiste “una falta de fondos crónica”, lo cual podría dificultar futuros planes migratorios, como los prometidos por Donald Trump, quien asumirá la presidencia en enero de 2025.