El accidente de un avión de pasajeros de Azerbaijan Airlines ocurrido el 25 de diciembre en Kazajistán ha generado acusaciones directas contra Rusia por parte de funcionarios de Ucrania y de la región del Cáucaso, así como de fuentes anónimas de la administración estadounidense. Financial Times recoge informes preliminares y declaraciones de funcionarios, según las cuales “el aparato podría haber sido alcanzado por fuego antiaéreo ruso mientras se desviaba hacia su destino alternativo”.
El vuelo, un Embraer 190 que cubría la ruta entre Bakú, capital de Azerbaiyán, y Grozni, en Chechenia (Rusia), se estrelló cerca de Aktau, Kazajistán, causando la muerte de 38 personas. A bordo viajaban 87 pasajeros, de los cuales 29 sobrevivieron al siniestro. La mayoría de los ocupantes eran ciudadanos azerbaiyanos, junto con 16 rusos y varios kazajos y kirguises.
Las primeras explicaciones oficiales rusas, divulgadas el miércoles 26 de diciembre, atribuyen el accidente “a una desviación de la ruta original provocada por niebla densa y una posterior colisión con aves cerca de Aktau”. No obstante, informes ucranianos y de la región del Cáucaso sostienen, sin pruebas firmes, que el avión “pudo haber sido alcanzado por fuego de defensa antiaérea ruso”. Andriy Kovalenko, del Consejo de Seguridad y Defensa de Ucrania, afirmó que el espacio aéreo sobre Grozni “debió haber sido cerrado debido a una operación militar en curso”.
El gobierno de Azerbaiyán ha exigido explicaciones a Moscú, mientras que la aerolínea y las autoridades kazajas colaboran en la investigación. El presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, declaró que el avión se desvió por condiciones climáticas adversas, pero instó a no descartar otras causas. Varias potencias siguen atenta al desarrollo de las pesquisas. Este viernes viajan a Kazajistán los expertos fabricantes del avión estrellado para colaborar en la investigación, a cargo de las autoridades kazajas.