En 2025, los bancos españoles, junto a sus homólogos europeos, se preparan para un año récord en distribución de dividendos. Bloomberg estima que entre Santander, BBVA, CaixaBank y Sabadell repartirán en más de 12.000 millones de euros entre sus accionistas. Estos pagos se deben a los sólidos resultados financieros que han obtenido en 2024, un ejercicio que ha superado los máximos históricos de beneficios e ingresos de estas entidades.
El más destacado es el BBVA, el tercer banco europeo con mayor dividendo, con previsiones de repartir 4.582 millones de euros; un aumento del 78% respecto al año anterior. CaixaBank también se beneficia de un incremento del 49%, distribuyendo 3.400 millones de euros.
El aumento de los dividendos en los bancos españoles es consecuencia directa del contexto económico favorable para estas entidades, especialmente por la política monetaria en vigor y la estructura del sistema hipotecario. En el Estado español España, donde predominan las hipotecas a tipo variable, el aumento de los tipos de interés ha incrementado los ingresos por intereses, lo que ha permitido a las entidades bancarias superar el impacto de la inflación y otros factores adversos. Esta tendencia también se refleja en el dividendo de Santander, que alcanzará los 3.300 millones de euros, un 51% más que en 2023. Sabadell, que atraviesa un proceso de opa por parte de BBVA, distribuirá un dividendo récord de 925 millones de euros, nada más y nada menos que un aumento del 247%.
Además del dividendo en efectivo, los bancos implementarán programas de recompra de acciones, que se han convertido en una herramienta clave dentro de sus políticas de remuneración a los accionistas. Estas recompras no solo aumentan el precio de las acciones al reducir el número de títulos en circulación, sino que también aseguran una mayor distribución de dividendos en los años siguientes. Por ejemplo, BBVA ha incrementado su dividendo en un 16% gracias a sus recompras de acciones, mientras que Santander lo ha elevado en un 12,5%. Estos movimientos han permitido a las entidades mejorar su rentabilidad para los accionistas en un entorno de tipos de interés elevados.