La reciente visita de Donald Trump Jr. a Groenlandia ha intensificado la tensión el Reino de Dinamarca, a la que actualmente pertenece la isla. Copenhague ha sido históricamente un aliado tradicional de Estados Unidos, pero las recientes declaraciones de Donald Trump padre anunciando “la anexión de Groenlandia a EEUU” y el viaje del hijo han tensado las relaciones diplomáticas.
A través de su cuenta en la red social Truth Social, el presidente electo expresó su entusiasmo por la isla y declaró que “los beneficios serían enormes si Groenlandia se uniera a Estados Unidos”, parafraseando su lema de campaña con un “¡Hagamos Groenlandia grande de nuevo!”. Posteriormente, Donald Trump Jr. ha visitado Groenlandia en un avión privado y, según informa la Cadena Ser, no tiene la intención de reunirse con autoridades oficiales de Groenlandia ni de Dinamarca, aunque la oposición danesa ha exigido una respuesta oficial del gobierno.
La visita ha generado reacciones en Dinamarca y Groenlandia, donde la tensión sobre la soberanía de la isla ha vuelto a subir. El gobierno de Groenlandia, impulsado por un creciente movimiento independentista, ha reafirmado su deseo de liberarse de “las cadenas del colonialismo”. El primer ministro de Groenlandia, Múte Egede, en su discurso de Año Nuevo, destacó que “el país debe avanzar hacia la independencia” y ha comenzado a trabajar en un marco legal para que Groenlandia se convierta en un Estado soberano.
Además, el gobierno danés, que ha evitado comentar oficialmente sobre la visita, se ha visto acompañado por un gesto simbólico del rey Federico X, quien ha modificado el escudo de armas real para resaltar los elementos que representan la soberanía de Dinamarca sobre Groenlandia y las Islas Feroe, en respuesta a las tensiones generadas por la intervención de la familia Trump.
El gesto del monarca danés, que ha aumentado la visibilidad del oso polar como símbolo de Groenlandia, ofrece pistas sobre el contexto de los debates sobre la soberanía de la isla, especialmente cuando las intervenciones extranjeras sobre su futuro están en aumento. Groenlandia, como parte del Reino de Dinamarca, mantiene una relación política compleja con el gobierno danés, pero también avanza en sus aspiraciones de mayor autonomía.
Groenlandia tiene una importancia geoestratégica significativa por su ubicación en el Ártico, clave para el control de nuevas rutas marítimas y el control del Atlántico Norte, con la base aérea norteamericana de Thule instalada desde 1951. Además, su riqueza en recursos naturales, como tierras raras, petróleo, gas y pesca, despierta el interés de potencias como EEUU, Rusia y China. El deshielo, impulsado por el cambio climático, abre oportunidades de explotación, a la par que plantea desafíos ambientales y geopolíticos, consolidando a Groenlandia como un punto “caliente” en la competencia global por el control del Ártico y sus recursos.