China ha anunciado la imposición de aranceles de represalia sobre productos estadounidenses valorados en 14.000 millones de dólares, en respuesta a la reciente decisión de Donald Trump de aplicar un gravamen adicional del 10 % a productos chinos. Según The Financial Times, los aranceles chinos afectan a exportaciones clave como gas natural licuado, carbón, petróleo crudo, maquinaria agrícola y ciertos bienes automotrices, con tasas que oscilan entre el 10 % y el 15 %. Esta medida busca abrir espacio para negociaciones, aunque hasta el momento no se ha alcanzado ningún acuerdo entre ambas potencias.
Además de los aranceles, Pekín ha lanzado una investigación antimonopolio contra Google e Illumina, y ha incluido en su lista negra a la empresa matriz de Calvin Klein y Tommy Hilfiger. China también ha restringido la exportación de cinco metales críticos utilizados en la industria de defensa, paneles solares y baterías de vehículos eléctricos, reafirmando su dominio en la cadena de suministro de tierras raras. Estas acciones reflejan la disposición de Pekín a utilizar una combinación de medidas comerciales y regulatorias en este enfrentamiento económico.
Mientras tanto, Trump ha acusado a China de “no controlar adecuadamente el flujo de fentanilo hacia EEUU” y ha ordenado investigar el cumplimiento de la primera fase del acuerdo comercial firmado en 2020. El informe de esta investigación se espera para el 1 de abril, lo que podría desencadenar una nueva escalada en las tensiones comerciales. A pesar de la incertidumbre, algunos analistas, como Frederic Neumann de HSBC, sugieren que China “podría estar mejor preparada para soportar estas medidas en comparación con la primera guerra comercial durante la administración Trump”.