La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) ha declarado este jueves a Brasil responsable de violar los derechos humanos de 171 comunidades afrodescendientes Quilombolas en el municipio de Alcântara, Maranhão, a raíz de un desplazamiento forzado iniciado en 1980.
La Corte dictaminó que el Estado brasileño infringió derechos fundamentales, incluidos el derecho a la propiedad colectiva, la libre circulación, la consulta previa, y otros derechos civiles, sociales y económicos. El caso tiene su origen en la dictadura militar de la época, que desplazó a las comunidades para utilizar sus tierras en la construcción de un centro de lanzamientos espaciales.
El fallo de la Corte establece que entre 1986 y 1987, varias comunidades fueron obligadas a trasladarse a siete agrovillas, pero el proceso de reasentamiento quedó incompleto. Para 2001, 312 familias de 31 comunidades habían sido reubicadas, pero las dos últimas fases del traslado no se realizaron.
Además, en 1991, el Gobierno amplió la expropiación de tierras en Alcântara, pero no cumplió con la reubicación de más familias. La Corte destacó que el Estado no garantizó el uso pleno del territorio a las comunidades y no realizó una consulta previa e informada, violando sus derechos colectivos.
Aunque el Gobierno brasileño reconoció parcialmente su responsabilidad en el caso, incluyendo la violación del derecho a la propiedad colectiva y la protección judicial, la Corte ordenó medidas de reparación. Entre ellas, Brasil deberá emitir un título colectivo para las 78.105 hectáreas de territorio de las comunidades Quilombolas, así como llevar a cabo la delimitación y demarcación adecuada de las tierras, y abstenerse de realizar actos que afecten el uso de este territorio.
Comunidades Quilombolas: una historia de resistencia
Las comunidades Quilombolas son grupos afrodescendientes en Brasil que tienen sus orígenes en los quilombos, comunidades formadas por esclavos rebeldes fugados durante el periodo colonial y las primeras décadas del Brasil imperial. Estos grupos se establecieron principalmente en áreas rurales, buscando refugio e independencia frente a las condiciones de opresión a las que estaban sometidos por los colonos portugueses.
A lo largo de los siglos, las comunidades Quilombolas han luchado por el reconocimiento de sus derechos territoriales, que incluyen la preservación de sus tierras ancestrales comunales y la autonomía cultural. Actualmente, estas comunidades enfrentan amenazas significativas, como la lucha contra la expansión de proyectos industriales y militares que amenazan sus territorios, así como la falta de reconocimiento formal por parte del Estado brasileño.
