El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazado con imponer un arancel del 200% a los vinos, champanes y otras bebidas alcohólicas procedentes de la Unión Europea (UE) si Bruselas no retira el gravamen del 50% sobre el whisky estadounidense.
Esta medida, anunciada como respuesta a los aranceles europeos por 26.000 millones de euros aplicados como represalia a los impuestos del 25% de Washington sobre el acero y el aluminio europeos, ha generado preocupación en el sector vitivinícola del Estado español y de la UE. José Luis Benítez, director general de la Federación Española del Vino (FEV), calificó la medida de “inasumible”, afirmando que “esto sacaría a los vinos españoles y europeos de todo el mercado de Estados Unidos”.
El sector vitivinícola europeo, representado por el Comité Europeo de Empresas Vitivinícolas (CEEV), ha exigido que “el vino quede fuera del conflicto comercial”, argumentando que su comercio con Estados Unidos es “esencial” para la sostenibilidad del sector en ambos lados del Atlántico.
En 2024, el Estado español exportó vino al precio de 390 millones de euros a Estados Unidos, su segundo mercado para vinos tranquilos envasados y el primero para espumosos. Las represalias arancelarias, según el CEEV, “generan incertidumbre económica, provocan despidos, retrasan inversiones y aumentan los precios a lo largo de toda la cadena de suministro”.
Bruselas, por su parte, ha dejado abierta la posibilidad de un acuerdo antes de que entren en vigor las represalias comerciales. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha mostrado disposición a negociar, mientras que la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, afirmó que la UE “no tenía otra opción” más que responder a los aranceles de Trump.
Las medidas europeas se aplicarán en dos fases: el 1 de abril se restablecerán aranceles suspendidos por 8.000 millones de euros, y a partir del 13 de abril se impondrán tasas adicionales por 18.000 millones a productos como el whisky bourbon y las motocicletas Harley-Davidson. Mientras tanto, el sector de bebidas espirituosas en el Estado español, que exporta el 40% de su producción a Estados Unidos, también ha expresado su rechazo a ser utilizado como “moneda de cambio” en esta disputa.