El primer ministro del Estado de Israel, Benjamin Netanyahu, anunció este lunes una operación militar intensificada sobre la Franja de Gaza tras la aprobación unánime del plan por parte del gabinete de seguridad.
En un mensaje difundido en hebreo, Netanyahu afirmó que “la población de Gaza será trasladada, por su propia protección”, sin especificar el alcance territorial de la ocupación. Fuentes oficiales citadas por AFP y Reuters indicaron que el plan contempla “la conquista del enclave y el mantenimiento de su control”, además de poner en manos del ejército de ocupación israelí, supuestamente, “la distribución de ayuda humanitaria”, bloqueada desde el 2 de marzo.
La nueva ofensiva llega tras más de un año y medio de bombardeos que, según cifras recogidas por Al Jazeera, han causado más de 52.000 muertos registrados y 120.000 heridos graves en la Franja, además de las miles de personas que presumiblemente están sepultadas bajo los escombros. Naciones Unidas ha rechazado el plan israelí y advirtió que su implementación “inevitablemente llevará a más muertes civiles”, según declaró el portavoz del secretario general António Guterres, Farhan Haq.
El Humanitarian Country Team (HCT), que agrupa a varias agencias de la ONU, denunció que las condiciones impuestas por los sionistas para canalizar la ayuda “violan principios fundamentales del derecho humanitario” y buscan “reforzar el control militar sobre bienes esenciales”.
En el plano interno, las tensiones dentro del propio gobierno israelí se han hecho evidentes. Mientras el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, pidió bloquear totalmente alimentos, agua y medicinas y “bombardear almacenes de comida”, el jefe del ejército, Eyal Zamir, respondió que estas medidas “violan el derecho internacional” y “ponen en riesgo a Israel”.
Por su parte, el líder opositor Yair Lapid criticó “la ausencia de objetivos claros” y acusó al primer ministro de “prolongar el conflicto para sostener su coalición”. Desde Gaza, el Movimiento de Resistencia Islámica Hamas calificó la propuesta de “chantaje político” y responsabilizó a la entidad sionista de la catástrofe humanitaria en curso.