El fondo de inversión KKR ha comenzado a mostrar signos de impacto económico por la campaña de boicot lanzada contra los festivales musicales en los que participa. La presión pública se intensificó tras la revelación de los vínculos del fondo con el Estado de Israel, difundida por El Salto Diario, lo que provocó la cancelación de actuaciones por parte de artistas y el rechazo de miles de asistentes a estos eventos.
Superstruct, la empresa promotora adquirida por KKR que controla 80 festivales en Europa, emitió un comunicado en el que asegura que “todos los ingresos y beneficios de los eventos y festivales de Superstruct permanecen íntegramente dentro de nuestro negocio”.
La declaración ha sido interpretada como una respuesta directa a las demandas del movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), que acusa a la empresa de complicidad con el genocidio en Gaza.
Entre los festivales más señalados se encuentran Resurrection Fest, Viña Rock y Sónar. Este último ha registrado la mayor cantidad de cancelaciones hasta la fecha, incluyendo la de la artista Arca y el productor Rone, según informó la revista Jenesaispop.
A través de una carta abierta enviada a los participantes del congreso Sónar +D, el colectivo Carta Abierta por Palestina denunció que “Sónar ha dejado de colaborar con Coca-Cola pero sigue asociado con McFlurry, un producto de McDonald’s, otro objetivo prioritario del BDS debido a su complicidad en el genocidio de Israel contra los palestinos”.
Además, reclaman al festival su negativa a presionar a Fira Barcelona, sede del evento, para romper lazos con empresas israelíes y fabricantes de armas.
El movimiento BDS ha exigido la retirada de todos los vínculos cómplices con el genocidio, el apartheid y la colonización, mientras que Sónar ha actualizado su postura hasta en seis ocasiones, evitando sin embargo menciones explícitas al Estado de Israel o al genocidio.
El colectivo recuerda que, aunque Sónar afirma que sus ingresos no revierten directamente en KKR, “los beneficios de los fondos de inversión dependen mayoritariamente del valor en bolsa de sus activos”. En este contexto, concluyen que “si Sónar es rentable, su valor se incrementa y KKR se beneficia de ello”.