La interrupción total de la circulación ferroviaria entre Madrid y Andalucía el pasado lunes tuvo su origen en la parada de un tren de Ouigo, que perdió la señalización y quedó inmovilizado en la vía. Esta incidencia obligó a detener en cadena a otros trenes en un tramo de siete kilómetros, lo que habría provocado una demanda excesiva de electricidad para mantener servicios básicos como el aire acondicionado. Informes oficiales apuntan a que la sobrecarga habría saturado la catenaria y terminó rompiéndola sobre un tren Avant de Renfe, desencadenando el colapso de la línea y afectando a miles de pasajeros durante más de 15 horas.

El incidente se produce pocas semanas después de que los maquinistas de Ouigo convocaran varias jornadas de huelga en junio por incumplimientos de convenio y despido de un maquinista, una movilización sindical que amenazó con paralizar la operativa de la compañía en todo el Estado español. Aunque finalmente la huelga fue desconvocada tras un acuerdo entre la empresa y el sindicato Semaf, el conflicto evidenció tensiones internas y escrutinio hacia en la operadora ferroviaria.

Aunque el tren de Ouigo fue el primero en detenerse, Adif y la propia operadora francesa insisten en que "no es el culpable directo" del incidente, ya que la causa última fue la acumulación de trenes parados demandando tensión. Como viene siendo habitual en los fallos de infraestructuras críticas como el gran apagón, la compañía y el Gobierno cruzan reproches y discuten sobre competencias mientras los usuarios sufren las consecuencias: Ouigo ha desmentido las acusaciones de la ministra María Jesús Montero, quien había señalado "problemas de mantenimiento y lentitud en la retirada de sus trenes averiados", y recuerda que el mantenimiento lo realiza la propia empresa, no Renfe. Además, la compañía subraya que la gestión de emergencias y tráfico corresponde exclusivamente a Adif.

Adif ha anunciado una actuación de urgencia para reubicar elementos “altamente sensibles” de la catenaria en la zona de La Sagra (Toledo), con el objetivo de "minimizar el riesgo de nuevas incidencias por sobrecarga eléctrica". El gestor público recalca que la catenaria "fue revisada satisfactoriamente en mayo y que el incidente no se debió a su estado, sino a la saturación por la acumulación de trenes detenidos en el mismo tramo".