Cuarta ruptura en el MJCF: se va la federación de Loira

La JC42 denuncia una “caza de brujas ideológica” y llama a reorganizar una juventud comunista revolucionaria independiente del PCF.

Imagen de archivo de una protesta de la JC42.
Foto: Jc.Loire (Instagram)

La crisis en el seno del Mouvement Jeunes Communistes de France (MJCF) se profundiza con una nueva escisión de alto calibre. Esta vez se trata de la emblemática federación de Loira (JC42), que tras dos décadas de oposición interna ininterrumpida ha sido, de facto, expulsada del MJCF por decisión de su dirección estatal. La ruptura ha sido formalizada luego de que el secretario general del MJCF anunciara en una carta interna fechada el 5 de julio su deseo explícito de “acabar con la oposición política” dentro del movimiento.

Lejos de ser un hecho aislado, esta purga se inscribe en una serie de rupturas organizadas en los últimos meses. Como ha ocurrido previamente con las federaciones de Altos del Sena Norte (92N), Meurthe y Mosela (54) y la del Norte (59) —la más numerosa del país—, la salida de la JC42 representa otro golpe estratégico al aparato nacional del MJCF y añade presión sobre el ya erosionado edificio institucional del autodenominado Partido Comunista Francés (PCF).

20 años de corriente crítica interna

La escisión de la JC de Loira llega tras dos décadas de militancia crítica dentro del MJCF, en las que denuncia haber sido “reiteradamente marginada, silenciada e incluso públicamente atacada” por la dirección del movimiento y del PCF. Durante este tiempo, la JC42 desarrolló una práctica militante de base con cierta autonomía en Saint-Étienne, impulsando espacios autoorganizados, brigadas de solidaridad durante la pandemia, sindicatos de jóvenes precarios y desempleados, e inclusoi un local militante propio en el centro de la ciudad.

El comunicado fundacional de su ruptura es claro: “El MJCF ya no es un espacio en el que sea posible hacer vivir un proyecto comunista revolucionario”. La organización, al igual que las otras tres secciones, denuncia el “bloqueo sistemático” de las oposiciones internas en cada congreso, “el control autoritario de las federaciones desde París”, “las represalias políticas” y, sobre todo, “la subordinación creciente del MJCF al ciclo electoral del PCF” y a “una orientación que ha abandonado el marxismo-leninismo”.

“Purgas, intimidaciones, complicidad con la fascistización, chantaje material y destrucción de militantes: eso ha sido el MJCF durante los últimos años”, se lee entre líneas en un texto que confronta directamente al liderazgo de Fabien Roussel y al legado inmediato de Léon Deffontaines, exsecretario del MJCF y cabeza de lista del PCF en las elecciones europeas de 2024.

Acumulación de rupturas, acumulación de fuerzas

Con la salida de la JC42, ya son cuatro las federaciones completas que rompen formal y orgánicamente con el MJCF, en lo que empieza a configurarse como una ola de reorganización desde abajo de la juventud comunista crítica de la orientación del PCF.

Cada una de las rupturas recientes ha sido detonada por “violaciones sistemáticas de la democracia interna”, “exclusiones políticas”, “censura de posiciones internacionalistas y antirracistas”, y el “vaciamiento programático de la organización en favor de campañas electorales del partido madre”.

Los vínculos actuales entre esas rupturas federales y el proceso de recomposición ideológica aún no están consolidados, pero las señales de diálogo y convergencia se multiplican. De hecho, la JC42 finaliza su declaración invitando a todas las fuerzas comunistas existentes —sin importar su historia o reputación— a “evitar sectarismos, establecer puentes y colaborar en la construcción de una nueva referencia organizativa para la juventud comunista” del país. “No somos un grupúsculo más. Somos una de las expresiones de un mismo movimiento común”, recuerdan los militantes del Loira en su carta.

Independencia de palabra, pero no de hecho

Uno de los ejes más repetidos en el comunicado es “la falsedad de la independencia del MJCF” frente al PCF, constantemente exaltada en los textos oficiales del movimiento, pero desmentida —según los militantes— por la realidad material y política, donde destacan el “uso innegociable de locales”, “encasillamiento electoral”, “dependencia financiera” y “censura sobre las campañas autónomas”.

La JC42 denuncia el uso del argumento de la “respetabilidad” para expulsar posiciones radicales —sobre Palestina, la islamofobia o la lucha anticapitalista—, y afirma que la dirección del MJCF “ha internalizado la ideología dominante” en nombre de acercarse a un electorado conservador.

“El MJCF ya no puede llevar la aspiración revolucionaria de nuestra generación. La palabra antifascista sincera, la denuncia de la islamofobia y la práctica marxista antirrevisionista están asfixiadas allí”, declaran.

¿Y ahora qué?

Desde Saint-Étienne, los ex militantes de la JC 42 anuncian su continuidad como organización de juventud comunista independiente, con vocación estatal pero arraigo local. Abren así el diálogo con federaciones escindidas y con antiguos miembros del MJCF, y tienden la mano a quienes siguen dentro del movimiento, advirtiendo que “la purga sufrida envía una señal de alerta a cualquier oposición interna futura”.

Su carta se dirige en particular a “los y las comunistas sinceras, dentro o fuera del MJCF”, a quienes invitan a organizarse y “no resignarse al aislamiento, al apoliticismo o a la lealtad sin discusión hacia un aparato que ha abandonado toda idea revolucionaria”.

Con este nuevo episodio, el balance del MJCF —y por rebote, del PCF— se agudiza todavía más: lo que parecía una “disensión minoritaria” apunta ahora con transformarse en una fractura política generacional, que pone en cuestión no solo formas de funcionamiento, sino los contenidos ideológicos, la estrategia y la legitimidad histórica. Por tanto, ya no se trata solo de “voces críticas” dentro del MJCF: afirman que se está constituyendo “una corriente estructurada, militante e ideológicamente armada, capaz de disputar el relato de la continuidad comunista en Francia”.

“En solitario, ninguno de nosotros parece destinado a un futuro brillante. Pero juntos, estamos convencidos de que la reconstrucción de un movimiento comunista en Francia nos espera con los brazos abiertos”, declaran desde Loira. En ese sentido, el mensaje y el cometido de la JC42 es claro: “No hay comunismo posible bajo subordinación. Hoy es el momento de reorganizarse”.