Alemania quiere que los jubilados trabajen más allá de los 67 años
Merz prepara un "otoño de reformas" en el sistema de pensiones para contener el déficit y dará incentivos fiscales para que los ya jubilados vuelvan a trabajar de forma "voluntaria"; voces internas piden subirlo incluso a 70 años.

El sistema de pensiones alemán atraviesa una crisis estructural marcada por el envejecimiento demográfico y la crisis económica que atraviesa el país. En 2023, el gasto en pensiones alcanzó los 408.000 millones de euros, lo que supone nada más y nada menos que un aumento del 60% respecto a 2010, según cifras del Ministerio Federal de Trabajo y Asuntos Sociales alemán.
Como consecuencia, el gobierno del conservador Friedrich Merz ha anunciado un “otoño de reformas” con el fin de contener el déficit y "garantizar la sostenibilidad del sistema". Las propuestas se presentarán antes de finales de 2025 e incluyen medidas para "incentivar la prolongación de la vida laboral".
Una de las iniciativas centrales consistiría en exonerar de impuestos el salario de los jubilados que sigan trabajando o se reincorporen al mercado laboral más allá de la edad legal de retiro, fijada actualmente en 66 años y que subirá a 67 en 2031. A ese respecto, la ministra de Economía y Energía Katherina Reiche ha abierto el debate sobre una posible subida de la edad de jubilación hasta los 70 años, lo que ha provocado el rechazo de sindicatos y del SPD, aunque este último mantiene la idea de "incentivar que los trabajadores sigan trabajando de forma voluntaria", alineándose así con sus compañeros de coalición conservadores.
Reforma de pensiones
Otra de las medidas del ejecutivo entrará en vigor en 2026, cuando una comisión formada por investigadores del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW) comenzará a desarrollar propuestas para una reforma fundamental de las pensiones. Desde el instituto ya proponen un "impuesto solidario para los baby boomers", los nacidos entre 1946 y 1964, a los que se exigiría que contribuyan con un impuesto especial del 10% sobre todos sus ingresos de jubilación.
Paralelamente, y según datos del Ministerio Federal de Trabajo y Asuntos Sociales y de la OCDE, aproximadamente el 62% de los empleados alemanes complementaban en 2019 su pensión pública con una pensión privada, ya sea a través de un plan de pensiones corporativo o una pensión privada subsidiada en parte por el estado, como la Riester-Rente. Sin embargo, el numero de pensiones privadas ha ido decreciendo en los últimos años, por lo que el Gobierno federal ha lanzado reformas para simplificar y hacer más rentables estas opciones, pretendiendo así aliviar en cierta manera la presión sobre el sistema público.
Armas, papeles, tijeras
El debate sobre las pensiones se produce, además, en un contexto de fuerte rearme. Mientras que el Gobierno federal pretende, directa o indirectamente, alargar la edad de jubilación bajo la excusa de la "falta de fondos" y la "insostenibilidad" del sistema público de pensiones, la previsión del gasto militar no deja de aumentar: en los presupuestos de 2025 se destinaron 95.000 millones de euros (2,4% del PIB) al gasto en armamento y se prevé que la cifra se incremente hasta los 162.000 millones de euros (3,5% del PIB) para 2029, sigiendo la senda marcada por la OTAN.