Cinco magnicidios o intentos de magnicidio en EE.UU. desde 2021
Es la cifra más alta desde la década de 1960, avivando el temor a una escalada de violencia armada en la sociedad estadounidense protagonizada en su inmensa mayoría por grupos e individuos de ideologías fascistas.

El tiroteo mortal contra Charlie Kirk, figura fascista destacada de EE.UU. y presidente de Turning Point USA, ocurrido el 10 de septiembre durante un acto en la Universidad de Utah Valley, simboliza una tendencia alarmante en la política estadounidense reciente. Desde 2021, el país ha registrado cinco asesinatos o intentos de asesinato de figuras políticas, según el Violence Project de la Universidad de Hamline y compilaciones de medios independientes, una cifra que no se registraba desde los años 60 del siglo pasado.
El caso Kirk se suma a una cadena de episodios que incluye los intentos contra Donald Trump en Butler, Pensilvania, en 2024, el asesinato de la presidenta de la Cámara de Minnesota, Melissa Hortman, junto a su pareja, y el tiroteo en la residencia del gobernador Josh Shapiro. Entre los muertos están desde cargos electos estatales hasta personalidades vinculadas al conservadurismo. Las bases de datos especializadas señalan que la violencia política afecta tanto a demócratas como a republicanos, aunque entre los perpetradores predominan los actos cometidos por sujetos fascistas radicalizados.
La mayoría de los individuos implicados en estos actos son varones, blancos y solteros
Diversos estudios, como los realizados por el programa START de la Universidad de Maryland, muestran que la mayoría de los individuos implicados en estos actos son varones, blancos y solteros, y que casi el 90% de los encuestados que apoyan el recurso a la violencia política son hombres. Entre 2020 y 2025, START contabilizó 298 acusados o detenidos vinculados a movimientos pro-Trump, por solo 40 asociados a grupos anarquistas o de la "extrema izquierda". Sin embargo, los expertos advierten que los perpetradores suelen actuar como "individuos aislados", sin responder a órdenes de organizaciones estructuradas.

Encuestas recientes del Chicago Project on Security & Threats (CPOST) revelan que el 10,2% de votantes republicanos y el 8,3% de demócratas justifican el uso de la violencia para lograr fines políticos. Pese a los llamamientos de figuras como Gabby Giffords y el gobernador Tim Walz a rechazar la violencia, la persistencia de estos hechos evidencia una fisura crónica y una normalización del discurso de confrontación en el espacio público estadounidense.
Según analistas internacionales, las causas principales que están llevando a la sociedad americana hacia una crisis de violencia por radicalización política son múltiples y complejas. En primer lugar, destaca una "polarización extrema y prolongada", que lleva ya más de una década, donde algunos grupos políticos actúan de manera extremadamente confrontativa e irracional.
Esta crispación social se traduce en un ambiente social y político cada vez más tenso, donde el intercambio de opiniones aceptable se deteriora y el recurso a comportamientos violentos, incluso homicidas, se vuelven más frecuentes en determinados ambientes. Además, el fácil acceso a armas de fuego por parte de la población civil —un arsenal de aproximadamente 400 millones de armas en manos del público— agrava la situación, aumentando notablemente la probabilidad de incidentes violentos relacionados con esta radicalización.
Perfil ideológico de ataques armados
