La AfD triplica su apoyo en Renania del Norte-Westfalia y desafía al gobierno de Merz
La extrema derecha alcanza el 14,5% de los votos en las elecciones municipales del estado más poblado de Alemania, consolidando su presencia en el oeste.

Las elecciones municipales del 14 de septiembre en Renania del Norte-Westfalia, el estado más poblado de Alemania, exhibieron un notable ascenso de la extrema derecha representada por el partido Alternativa para Alemania (AfD), que casi triplicó su apoyo respecto a 2020, alcanzando un 14,5% de los votos y colocándose tercero detrás de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y el Partido Socialdemócrata (SPD).
Según análisis preliminares de infratest dimap para ARD y datos de la radiotelevisión pública WDR, la AfD obtuvo importantes victorias simbólicas, como la posibilidad de disputar la alcaldía de Gelsenkirchen, centro industrial con antecedentes de declive económico. Este aumento muestra la incursión de los fascistas en regiones del oeste anteriormente dominadas por fuerzas moderadas, captando especialmente electores de clase trabajadora preocupados por la crisis económica y la "inseguridad social".
La CDU, liderada por el canciller Friedrich Merz, mantuvo el primer lugar con cerca del 34% de los votos, ligeramente por debajo de su resultado de hace cinco años, mientras que el SPD descendió a un 22,5%. El premier de Renania del Norte-Westfalia, Hendrik Wüst, aseguró que el resultado de la CDU es "motivo de orgullo" pero advirtió que el avance de la AfD es preocupante y requiere reflexionar “qué respuestas adecuadas dar a la pobreza y la migración”.
Observadores señalan que la emergencia económica de zonas industriales y la cuestión migratoria han sido claves en este cambio del electorado. La AfD, considerada oficialmente un "partido extremista" por la inteligencia alemana, ha intensificado su campaña en el oeste con discursos obreristas focalizados en “proteger a la clase obrera tradicional” y denunciar políticas migratorias y sociales.
El resultado marca un desafío directo al gobierno de Merz, que enfrenta la presión de reactivar la economía ante una crisis industrial sin precedentes y estabilizar una coalición con el SPD debilitada por pérdidas electorales.
Los analistas advierten que la AfD ha aprovechado el malestar social, la crisis del sector industrial y la desafección política para ampliar su base, representando un avance récord fuera de sus bastiones en el deprimido este del país. La situación ha suscitado debates sobre la gobernabilidad y la respuesta a la fascistización creciente en Alemania y Europa.
La AfD afirma haber consolidado su base y "asumir responsabilidades para Alemania", demostrando capacidad para disputar poder en territorios industriales clave y ampliando su influencia a nivel federal tras su segundo lugar en las elecciones generales de febrero, donde obtuvo un 20,6% de votos.