Etiopía inauguró oficialmente el pasado 9 de septiembre el Gran Renacimiento Etíope (GERD), la central hidroeléctrica más grande de África y una de las mayores del mundo, con una capacidad instalada de 5.150 megavatios, capaz de duplicar la producción eléctrica nacional. Ubicado sobre el Nilo Azul, a solo 14 kilómetros de la frontera con Sudán, el proyecto de 5.000 millones de dólares promete solucionar déficits crónicos de electricidad en un país de más de 100 millones de habitantes, donde cerca del 45% de la población carece de acceso seguro a energía; además, se espera que permita exportar electricidad y potenciar la industrialización regional, según reportes de Al Jazeera.

El primer ministro Abiy Ahmed destacó durante la inauguración llevada a cabo ante presidentes y representantes de varios países africanos que la represa es "una prueba del compromiso de Etiopía con su desarrollo" y un "símbolo continental de autosuficiencia", afirmando que el GERD “no causará daño a Egipto ni a Sudán” y que el proyecto “proporcionará energía limpia, iluminará la región y cambiará la historia del pueblo negro.”

Ahmed aseguró que la construcción se financió casi íntegramente con recursos internos y aportes de la diáspora, pero no sin un préstamo chino clave de 1.200 millones en 2013.

Pese a las celebraciones etíopes, Egipto y Sudán emiten duras advertencias; un comunicado conjunto describen el GERD como "una amenaza directa a su seguridad hídrica y a la estabilidad regional". Reprochan a Etiopía la gestión unilateral del llenado y operación del embalse, los riesgos para la seguridad de represas aguas abajo y la falta de un acuerdo vinculante.

Etiopía reitera que el proyecto no perjudica a sus vecinos, destacando "beneficios en regulación hídrica que pueden ayudar a infraestructuras sudanesas y egipcias". Las negociaciones entre los tres países permanecen congeladas, manteniendo un escenario de desconfianza y tensión por el control de los recursos hídricos.

Etiopía en el tablero global

El país de África oriental mantiene una política activa de fortalecimiento de sus relaciones internacionales y una estrategia de diversificación de sus socios regionales y globales, impulsada principalmente por objetivo de lograr un crecimiento económico y erigirse como potencia regional.

En los últimos años, el país ha estrechado sus vínculos con China, donde destacan la cooperación en infraestructura, energía y tecnología, reforzada por su participación en el Foro de Cooperación China-África (FOCAC) y el grupo BRICS. En junio de 2025, el Canciller chino Wang Yi destacó la robusta asociación bilateral basada en "la solidaridad y la cooperación mutua" para "impulsar el desarrollo independiente y la modernización de Etiopía", enmarcando estas iniciativas conjuntas en su plan de "fortalecer la voz y la unidad del Sur Global".

A nivel regional, Etiopía ha intensificado las relaciones bilaterales con países vecinos como Somalia, con quienes acordó en diciembre de 2024 restablecer relaciones diplomáticas y "mejorar la seguridad conjunta", con la intención de controlar los grupos armados que actúan en el Cuerno de África. Asimismo, Etiopía ha impulsado su rol en organizaciones africanas y globales como la Unión Africana y las Naciones Unidas, marcando un perfil diplomático y comercial.

Las inversiones extranjeras en Etiopía han mostrado un crecimiento progresivo, apoyadas por acuerdos firmados en la cumbre del FOCAC y otros encuentros multilaterales. Los sectores de infraestructura, "energía renovable", tecnología y comercio electrónico se encuentran en expansión, principalmente con el soporte de socios comerciales como China, Europa y otros países del Sur Global.